Alguien debería haber aconsejado a la ONU sobre el rótulo a colocar en la fachada de su pabellón, ya que el visitante puede entender algo bastante distinto al significado en inglés de lo que ahí pone…
Y es que en español la W se pronuncia como la B, y si bien la palabra water no está recogida tal cual en el diccionario de la RAE, sí que lo está la palabra váter.
Me entero leyendo la versión digital de El Periódico de Aragón de que ayer se presentó un nuevo portal digital para reivindicar la lengua aragonesa. El objetivo parece ser que consiste en agrupar en dicho portal a diversos colectivos, los cuáles a través de manifiestos se comprometan a fomentar el uso de la fabla. Voy a resaltar algo de la noticia: «Los promotores presentaron ayer este portal, que parte de los presupuestos de la Academia de l´Aragonés y que irá actualizando la página periódicamente, a la vez que irá buscando apoyos.»
En vista de todo esto, un servidor ha ido a dicho sitio web, www.porlaragones.org, a ver qué es lo que hay, y francamente, me he quedado un poco perplejo. Que un periódico dé una noticia de este tipo, y que encima parece ser que se haya hecho una presentación más o menos oficiosa, para una página en la que hay tres enlaces en el menú y dos de ellos apuntan a páginas en construcción, se merece el calificativo de lamentable. Y para colmo se habrán gastado un pastón de los presupuestos de la Academia de l’Aragonés, que sinceramente, lo podrían haber invertido en otra cosa.
Por cierto, que ya que estamos, no sabía yo que la palabra READMORE fuera aragonesa. En fin, señores, cuando quieran hacer un proyecto web de esta envergadura, y quedar bien o que sea útil, no hagan semejante chapuza. Sólo con que hubiesen quitado los enlaces que no están construidos la cosa cambiaría bastante.
Un saludo.
Hace ya tiempo que andaba buscando una cámara de fotos que me ofreciera algo más que la compacta que tengo. Cualquier podría pensar ante esta situación que la mejor salida es una réflex, así que me puse a mirar modelos. Hay muchas, pero tanto en nuevo como en segunda mano el mercado ofrece unos precios que cuando menos asustan.
Fue entonces cuando un amigo me habló de las cámaras prosumer. Son cámaras mucho más potentes que las compactas, con capacidades similares a las réflex en situaciones cotidianas, y con la facilidad de uso de una compacta. Evidentemente no se puede pretender hacer algunas fotos que sólo es posible obtener con cámaras réflex, pero aún así el abanico de posibilidades es muy amplio, pues permite además de los modos automáticos, tomar el control totalmente manual de la cámara, con control sobre velocidad de obturación, apertura del diafragma, enfoque, zoom… Y para alguien que nunca ha tocado una réflex desde luego, ahora que la he probado, estoy totalmente convencido de que es la mejor opción.
La cámara en sí es una pequeña joya, y cualquiera que mire el precio se sorprenderá del mismo. Posee una resolución de 8 MP, que es más que suficiente para hacer cualquier foto (compadezco a los que se piensan que por tener chorropotocientosmil MP las fotos son mejores) y un zoom óptico de 18x, que es bestial. Las dos cosas que más me gustan de la cámara son, por una parte, el estabilizador mecánico de imagen que lleva, que permite tomar fotos a pulso obteniendo imágenes perfectas, incluso con el zoom a todo su potencial; por otra parte la alimentación, que no es a baterías, si no a pilas, lo que me permite irme al fin del mundo y si no tengo cargador para las pilas (con pilas recargables de 2700mAh te puedes cansar de hacer fotos), malo será que no haya una tienda donde las vendan, lo cual puede sacarnos de muchos apuros.
En cuanto al funcionamiento en sí es muy sencillo, e incluso en modo totalmente automático obtiene unas fotos que poco tienen que envidiar a las tomadas por otros aficionados con cámaras réflex, y no digo esto a la ligera, sino porque he hecho la prueba, y con una réflex es sumamente difícil ajustar todos los parámetros de forma correcta, algo que con las prosumer es muy sencillo.
Otra de las pijadicas que tiene es el detector de rostros, que creo que puede reconocer hasta 12 caras distintas en la misma escena. También lleva el típico flash de reducción de ojos rojos. El flash va escondido, con lo cual para utilizarlo es necesario desplegarlo. Esto va muy bien puesto que en según qué lugares (iglesias, museos, etc.) te evita tener que desactivarlo, ya que en las compactas por defecto siempre viene en modo automático. Además tiene un modo de museo que hace que el flash siempre permanezca desactivado y que no emita ningún pitido.
En cuanto al almacenamiento de las fotos, utiliza tarjetas XD y también SD, lo cuál es un punto a favor. Admite el uso del estándar SD-HC, lo que proporciona una velocidad bastante decente de acceso a memoria y una ventaja enorme para la economía, pues las tarjetas SD son muy baratas, sobretodo en comparación con las XD.
Y poco más que decir, al menos de momento. Un saludo, y ya os iré comentando mis pinitos en la fotografía. De momento coloco un par de fotos que, si bien no son nada del otro mundo, las pongo como muestra de imagen con el tamaño reducido, por lo que la calidad tampoco es la original, pero creo que es suficiente para hacerse una idea.
Anda uno preocupado en estos días en que las cosas electrónicas se apoderan de nuestras vidas por la supervivencia de una especie que nos ha acompañado durante años: los buzones de correos. Esos cilindros amarillos con boina que antaño poblaban calles de ciudades y pueblos y que cada vez es más difícil encontrar. Es aquí cuando surgen tres teorías: o hay cada vez menos, o están en lugares poco frecuentados a los que sólo va quien sabe que el buzón está ahí, o es que tienen piernas y van huyendo protegiéndose de su extinción. Al final sólo quedarán los de las estafetas.
Y no es que esté todo el día echando cartas, de hecho cerca de mi casa tengo uno (a 50 metros), pero nadie me negará que el correo tradicional tiene algo como más humano que las pantallas y demás artilugios nunca llegarán a transmitir. Esperemos que, aunque queden pocos, nunca se extinga del todo esta especie.
Un saludo.
Hace tiempo que me ronda la cabeza una idea sobre esto del ahorro de energía que ahora está tan de moda, y que está al alcance de todos. El ahorro puntual supongo que no es gran cosa, pero a la larga se tiene que notar bastante en la factura de la luz, que al fin y al cabo es lo que más nos duele.
Aquí va mi idea. ¿Quién no tiene en casa un frigorífico hoy en día? Pues bien, suele ser una acción de lo más cotidiana el meter los productos que deben estar frescos dentro de él, así que como buenos consumidores (o consumistas, según el producto) bajamos al supermercado, compramos nuestro cartón de ocho yogures y los metemos en el frigorífico. Es algo evidente que en el trayecto estos yogures se han calentado, y por tanto al introducirlos en la nevera su temperatura aumentará y se tendrá que activar para volver a adaptar la temperatura a la que tengamos establecida. Cuantas más cosas metamos, más se calentará el aire.
Hoy en día la industria tiende a envolver de forma desmedida todos los productos con envases y más envases. Ciñéndonos al caso de los yogures, estos normalmente llevan por fuera un cartón, que pocas veces quitamos y que solemos meter también a la nevera. Y digo yo, ¿para qué necesito enfriar ese cartón? Y aquí está mi idea: si quitáramos todos esos envoltorios inservibles que tenemos en nuestros frigoríficos y que enfriamos para tirarlos directamente a la basura, a la larga el ahorro de consumo eléctrico sería más que notable. Sólo hay que echar un vistazo a nuestras neveras para hacernos una idea de la cantidad de cosas que se podrían quitar.
Como colofón, tal vez sería una buena idea que las empresas invirtieran dinero en diseñar envases que opusieran la menor resistencia posible a la temperatura, de forma que, en nuestro caso, se enfriara el yogur y no el recipiente que lo contiene, pero esto igual roza un poco la ciencia-ficción hoy por hoy.
Un saludo.
Comentarios recientes