Un año más, celebramos el Día de Aragón el 23 de abril. Como dice la Ronda, «tienes nombre de río, pequeña región». Una región que sus habitantes, los aragoneses, hacemos grande a base de empeño y tozudez.
Hoy hace un año en Las Pedrosas demostramos lo que somos capaces de hacer: un evento cultural nunca vivido en nuestro pueblo. Y fue posible gracias a todos.
Lamentablemente un año después la situación ha cambiado: el paletismo institucional reina en nuestro municipio, que ha pasado de ser un referente de evolución en la lucha de los pequeños municipios por la supervivencia, a morir y agonizar en una cuesta abajo sin frenos.
El odio, la inquina y el ir contra todo está logrando romper lo que se construyo con empeño y esfuerzo de muchas personas, y se rompe por querer imponer, contra toda voluntad, un camino acompañado de una nefasta gestión.
Bien sabes si me lees desde hace años que este día siempre lo uso para reivindicar algo mejor para Aragón. Lamentablemente, hoy no puedo hacer esto y me tengo que quedar en algo más concreto: reivindicar algo mejor para mi pueblo, que es donde vivo y donde día a día comparto momentos con mis vecinos.
Porque un pueblo es construir entre todos un porvenir y un futuro, no es destruir; un pueblo es buscar el equilibrio, no andar enfrentando a las personas con mentiras; un pueblo puede que sea difícil, pero es el último resquicio de humanidad social que nos queda, pese a que algunos hagan méritos a marchas forzadas para que esto no sea así; un pueblo son los que viven, y los que disfrutan de él.
No es posible callar la razón y la verdad con sinrazón, amenazas, mentiras, acusaciones e intimidación constante, para paliar así la falta de capacidad.
Tan lamentable es la situación, que según quién seas y leas esto, sé que lo vas a tergiversar y utilizar en mi contra: no me importa, te falta valor para ser persona si eres así. Porque lo bueno de que mi blog siga activo es que quien quiera puede seguir visitando y leyendo sin censura, sin coacción, sin manipulación como las redes sociales. Aquí, con temor miedo, uno es libre.
El miedo tiene raíces difíciles de arrancar, si ves que se hacen cadenas, rómpelas y échate a andar.
Si hay algo que toda administración debería de cuidar con recelo, es la correcta redacción, composición, puntuación y gramática, de cualquier documento que emita, a un ciudadano o al conjunto de los mismos, más aún cuando este documento se difunde.
Nuestra lengua es muy rica, de eso creo que nadie duda a estas alturas, pero es precisamente los organismos oficiales quienes deben cuidar con mimo al español, para que no se convierta en un revoltijo ilegible de ideas de tres al cuarto.
Y digo todo esto porque ayer recibí un documento, que ha sido difundido públicamente por un Ayuntamiento, y cuyo contenido, a nivel de redacción, deja mucho que desear en este aspecto.
Es totalmente inasumible que una Administración Pública haga una difusión de un documento escrito íntegramente en mayúsculas, con una puntuación inadecuada, y con alguna falta de ortografía que se nota que no son gazapos, sino desconocimiento del idioma, y eso es lo grave, porque a mí me llega un mensaje de este tipo y me crea serias dudas de quién está detrás, o quién ha hecho que eso se difunda con esas características.
Es como ir a una boda con la ropa de haber estado todo el día limpiando el gallinero, que se puede hacer, pero no es correcto. Y si quien lleva ese atuendo es quien celebra la ceremonia, o quien se casa, pues fíjate el panorama.
No se debe permitir bajo ningún concepto este tipo de situaciones, y debemos de ser pulcros y exigentes con nuestras instituciones en este aspecto: no se nos puede enviar un documento escrito íntegramente en mayúsculas, porque además de descortés por las connotaciones que conlleva, es más difícil y lento de leer, y no es correcto, tal y como ya ha explicado la RAE en varias ocasiones (enlace).
Así pues, de igual forma que los ciudadanos debemos exigir esa pulcritud en las comunicaciones, que además deberían ser comprensibles y utilizar un registro apto para todos, también hay que hacer un llamamiento a las instituciones para que cuiden con mimo la forma en que se comunican.
Soberbia Del lat. superbia 1. f. Altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros.
Hay veces en que la actitud de soberbia hace caer a algunas personas en un despotismo sin paragón. Imaginemos por un momento que tú te has molestado en hacer alguna cosa, y has acudido a un profesional para que te ayude a que el resultado sea el deseado.
Afortunadamente en este mundo, no todos sabemos de todo, y eso es una cuestión que a la mayoría nos crea una riqueza social, mientras que a unos pocos les crea una falta increíble de confianza en sí mismos, desembocando en envidia y, como indica el título de esta entrada, en soberbia.
No se puede pretender que por el hecho de querer ser más que nadie, y del odio que mueve a algunas personas por querer intentar igualar a otras, acabe siendo un caótico cóctel de egoísmo, envidia y soberbia, y que de paso al agitarlo salpique a los de alrededor.
Ante una actitud así a los demás sólo nos queda respetar, porque bastante lleva ya encima quien actúa de este modo, pero en ningún caso ceder, si no más bien mirar a otro lado llegado el supuesto de que la actitud de altivez se transforme en un ataque directo, haciendo caso omiso del mismo, aunque es probable que esta respuesta alimente más aún las inseguridades y ganas de egocentrismo de la otra parte.
Lo peor que puede pasar, no obstante, es que una persona con este tipo de actitud llegue a un cargo en el que tenga cierto poder de decisión o ejecución de cualquier cuestión, porque entonces será cuando realmente tengamos un problema. Y lamentablemente esto ocurre, y es ahí cuando se transforma en un problema social que es capaz de dividir pueblos enteros, puesto que la soberbia hace que la actitud de quien tiene poder de decisión se transforme en una situación casi dictatorial con una única consigna: o conmigo o contra mí.
Hace ya unos años, escudriñando en las estanterías de la casa del pueblo, encontré, entre muchos libros, un pequeño librito que llamó mi atención. Lo firmaba ni más ni menos que Ramón J. Sender, y su título me era conocido por haberlo estudiado en aquellas pinceladas que se daban en bachiller, cuando ya la literatura había pasado a un plano casi testimonial por no ser importante para la selectividad (actual EVAU).
Un libro que pese a datar de 1953, retrata con fidelidad la realidad que aún hoy nos podemos volver a encontrar en la vida cotidiana.
Esa obligación que se nos quiere imponer en muchas ocasiones de resignación, de humildad, de tener que poner la otra mejilla cuando todo va bien, porque si no, nos puede pasar como a Paco: que maten nuestros ideales y nuestra lucha por prosperar.
Una lectura cómoda y rápida para este verano, que no te dejará indiferente, así que si tienes un rato en estas calurosas tardes que van a llegar, te la recomiendo de verdad, aún a pesar de la dureza en la descripción de los hechos de alguno de sus pasajes, dureza que no es más que el reflejo de la dureza de la propia vida en algunas ocasiones.
Es labor fundamental de los dirigentes optimizar los servicios públicos para que puedan ser utilizados por el ciudadano. Esta premisa, que cae de cajón, si bien no siempre es posible porque al final uno se topa con el mundo real, debería primar por encima de cualquier tipo de valoración económica que busque un beneficio en la prestación de un servicio público.
Lamentablemente, nuestro querido Aragón cuenta con unos personajes más de foto y pandereta que de escuchar, dialogar y resolver, que a fuerza de meter ruido y hacerse fotos, pretenden callar mediante la falta de respeto, nula educación e inexistente talante (sirva como muestra un botón), a quienes sosegadamente pretendemos ayudar a que las cosas vayan, al menos, un poco mejor.
«Cuatro ojos ven más que dos», dice el dicho. Pero claro, pareciera que a estos señores les sepa malo tener que compartir la foto con otros, porque su vanidad les impide cumplir el objetivo para el que han sido elegidos, primando la maravillosa y efímera gloria el pan y circo.
Así pues, y retomando el comienzo de esta entrada, es patente que si un servicio público está mal organizado, y lejos de ajustarse a la realidad dista de ella como si estuviera pensado para ser prestado en un mundo paralelo, no va a ser utilizado. Es evidente la consecuencia inmediata de esto: si no se usa, se quita. Resulta igual de evidente lo que cualquier persona de a pie se pregunta: ¿y por qué no molestarse en que funcione?
Y con esto doy comienzo a esta serie de entradas, dedicadas en este caso a los señores de Chunta Aragonesista, que en lugar de luchar por el territorio, vertebrar y buscar soluciones, plantean ideas de bombero, faltan a respeto, miran para otro lado y pasan de la gente.
En esta y futuras entradas iré desgajando los entresijos del proyecto C15 del mapa concesional de transporte por carretera de Aragón. Un proyecto falto de humanidad, y tan alejado de las necesidades de la gente que nace abocado al fracaso, con las nefastas consecuencias que esto acarrea para los aragoneses del medio rural de Aragón.
Y como muestra empecemos con la recién inventada línea Marracos – Ejea de los Caballeros, una línea nacida para conectar las localidades de las Cinco Villas Orientales con la capital de la comarca, en un territorio que dista entre 15 y 40 minutos, según la población, de Ejea de los Caballeros.
La fabulosa tabla de tiempos proyectada es la siguiente:
Hasta aquí todo en orden, conseguimos conectar estos municipios con Ejea. Nadie duda de que conectar núcleos de población con transporte público es una buena iniciativa, pero claro, en el momento que esto no se hace de forma eficiente vienen los problemas.
Vaya por delante que es evidente que a quién no tenga modo de desplazamiento en estos municipios, sin duda este autobús ayudará , pero ahora veremos cómo es cuanto menos dudoso que, si alguien tiene cualquier oportunidad de desplazamiento privado, lo llegue a utilizar.
En la siguiente tabla voy a replicar los datos mostrados, agregando una columna con el tiempo efectivo que se tarda en llegar desde cada una de las localidades hasta Ejea de los Caballeros:
Parada
Denominación
Hora
Tiempo proyecto localidad – Ejea
Tiempo real localidad – Ejea
1
Marracos
6:40
1:35
0:37
2
Puendeluna
6:49
1:26
0:39
3
Piedratajada
6:56
1:19
0:32
4
Lacorvilla
7:08
1:07
0:32
5
Valpalmas
7:12
1:03
0:26
6
Sierra de Luna
7:29
0:46
0:21
7
Las Pedrosas
7:33
0:42
0:23
8
Sierra de Luna
7:36
0:39
0:21
9
Luna
7:50
0:25
0:24
10
Erla
7:58
0:17
0:15
11
Ejea de los Caballeros
8:15
0
0
Comprobando los tiempos aportados, sacados directamente del cálculo de distancias y tiempos que proporciona GoogleMaps, en función de la distancia y velocidad permitida en la vía, podemos comprobar que salvo dos municipios, todos los demás incrementan de forma notable el tiempo que van a tardar en llegar a Ejea usando el transporte público.
Me acusó el señor Gregorio Briz en un foro público de no ser objetivo y de otras cuántas cosas, con el fin de defender un proyecto indefendible ante un planteamiento razonado, ante afirmaciones como la que acabo de exponer.
Dicho esto, vuelvo a preguntar, ¿en serio cree usted que salvo urgente necesidad, un vecino de Puendeluna se va a montar en el autobús que usted propone, a las 6:34 de la mañana, para tardar en llegar casi tres veces más a Ejea de lo que le cuesta normalmente? ¿En serio cree que este planteamiento es defendible y que esto es un buen servicio, más aún teniendo en cuenta la población de la que hablamos? ¿Ve a usted una persona de 80 años metida en un minibús/furgoneta grande desde las 6:34 de un gélido lunes de enero, para llegar a las 8:15, más de una hora y media después, a Ejea?
Si ser realista es no ser objetivo por mostrarle la clara realidad de la aberración que defiende, entonces, no lo soy. Y a partir de ahí que se pronuncien los vecinos de los municipios, porque sepan ustedes, señores de CHA, que por pocos que seamos tenemos el mismo derecho a defendernos que el resto de ciudadanos, y desde luego tenemos el derecho a que ustedes nos escuchen y se sienten con nosotros para plantear algo mejor, y no para imponer, que es lo que hacen, estas barbaridades que encima nos cuestan dinero a todos.
De todos es sabido las difíciles circunstancias que venimos viviendo por el Covid19. La última decisión tomada por el Gobierno de Aragón, ha sido ni más ni menos que el confinamiento de la comarca más extensa de Aragón, porque en tres municipios (y sobretodo en uno de ellos), se han excedido los límites admisibles de contagios, y la cosa está desbocada.
Lejos de tomar medidas correctoras y actuar en los focos de infección (reuniones privadas), lo que se ha hecho es, en primer lugar, dilapidar la economía de los pequeños municipios, y en segundo, alentar a que se sigan haciendo estos contactos, dando vía libre a toda la comarca para que el virus corra por ella.
Una medida insensata e inexplicable, que ha hecho que municipios que no tienen ni un sólo caso positivo (algunos no han tenido desde que empezó la pandemia), estén ahora confinados junto a otros con tasas que superan el miliar de contactos por cien mil habitantes.
Un despropósito de libro guines, ante el cual los responsables sanitarios, en la ostentosidad que les viene caracterizando, son incapaces de reconocer el error, y menos aún de pedir disculpas. Tampoco rectifican, es más, mienten deliberadamente diciendo que hay un contagio comunitario, ¿en una extensión de más de 3000 kilómetros cuadrados? ¿Con una densidad de 10 habitantes por kilómetro cuadrado? Pues nos merecemos un premio por conseguir un contagio así.
No, esto no es así. No tienen ni idea de lo que es el territorio. Les importa más bien poco, como se viene viendo, la vida de las personas en su más amplio sentido. Tienen la desfachatez de no responder a los responsables públicos cuando se dirigen, con reiteradas quejas, por los cauces oficiales. Y encima se indignarán por declaraciones como esta, si es que llegan a leerla.
Es un ejercicio de falta de diligencia a la hora de gestionar digno de libro de historia. Señores, seamos serios. Si dictan normas basándose en datos no objetivos, limitando gravemente derechos fundamentales, dejan de tener toda la credibilidad de la que hacen gala, consiguiendo que la norma no sea respetada ni cumplida por el ciudadano de a pie.
Sería un paso digno, que no van a dar, que reflexionen y que de forma inmediata levanten el confinamiento perimetral de las Cinco Villas, confinando en todo caso los núcleos, y ojo, digo núcleos, no términos municipales (que es otra cagada monumental que han hecho, y encima repiten), que estén realmente afectados.
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