14 de noviembre de 2011
El pasado día 8 de noviembre se emitió en Aragón Televisión el programa Pequeños pero no Invisibles con dos nuevos pueblos: Las Pedrosas y Santa Cruz de la Serós.
Ciertamente tenía buena opinión de este programa, ganador de algún que otro premio y que daba a conocer a los pequeños pueblos de la geografía aragonesa, que son muchos y muy importantes, pero esta buena opinión fue volatilizada el día que emitieron a mi pueblo, a Las Pedrosas: vergüenza ajena, eso sentí.
Parece ser que los productores, editores y demás personas encargadas de sacar a la luz las grabaciones que se realizan tienen últimamente (o quizás lo han tenido siempre y por desconocimiento no lo sabíamos) un baremo cuando menos cuestionable sobre qué sacar y qué no: no se sacan iglesias, porque todos los pueblos tienen, no se saca panadería, porque todos los pueblos tienen, y así una tras otra. Pues bien, señores, esto me lo harán ustedes con grandes ciudades, pero me han demostrado que no tienen ni repajolera idea sobre lo que es el medio rural aragonés, porque para empezar, para un pueblo pequeño, su iglesia suele ser el edificio del que los vecinos están más orgullosos, y no hay que buscar enrevesadas justificaciones institucionales en esto, simplemente hay que fijarse en la importancia del edificio en sí y lo que encierra.
Pero parece ser que los encargados de realizar este programa dan prioridad a grabar capítulos como churros y soltarlos y no a ejercer la labor que realmente deben hacer: ayudar a estos pequeños pueblos a ser conocidos.
Desconozco si alguna de estas personas me leerá, y menos aún si se dará por aludida, pero no es de recibo que a un pueblo se llegue a grabar a las 12 del mediodía, menos aún a un pueblo pequeño sin panadería del que se avisó que el panadero venía a las 10:30 de la mañana, una oportunidad única para ver juntos a los vecinos que viven en él. Pero peor aún es que empiecen y me saquen el bar, claro, esto es cultura. Ni una sola mención a la iglesia de Santa María la Mayor, que contiene obras únicas y pioneras de diversas escuelas y talleres aragoneses, que fue un castillo, que tuvo un Cristo que robaron de incalculable valor. Ni una sola mención a sus bodegas, excavadas en la tierra, único testigo de los viñedos que salpicaban sus campos, envidia de productores tan famosos como Cariñena y La Rioja, y cuyo vino tenía fama en toda la región. Ni una sola mención a sus mulas, famosas antaño en toda España, de las que se recoge el famoso refrán (para mal de sus mozas) que recorre la tradición oral del país, sí, del país entero, desde hace siglos.
Tal vez el problema es que Las Pedrosas es pequeño, pero no invisible, y eso se les fue de las manos, porque mi pueblo, ahí donde lo ven ustedes, figura en la plaza de España de Sevilla. Punto estratégico en su historia para el reino de Aragón,incluso hasta la historia reciente, cuando padecimos la guerra de la Independencia. Lugar por cuyas calles, las que hay, las que salieron de pasada en la grabación, correteó un jovenzuelo llamado Ramón y Cajal. Lugar de nacimiento de uno de los más célebres cirujanos de la historia, Pascual Francisco Virrey y Mange, cuyos tratados rigen aún hoy la cirujía moderna. El mismo sitio que vio nacer a un tal Antonio Laguarta, que hoy desempeña el humilde cargo de presidente de la Cámara de Cuentas de Aragón.
En fin, paro, porque sólo confirmo lo que ya he dicho: mi pueblo no era invisible. Me gustaría que los responsables del programa hicieran públicas como poco sus disculpas, aunque me temo que no tendrán tanta decencia, pero me da igual, porque Las Pedrosas es un pueblo de Aragón, y como buenos aragoneses, tampoco somos rencorosos, que nosotros mismos nos valemos y nos bastamos para darnos a conocer allá donde haga falta, sin que nos hagan flacos favores como este.
Enhorabuena a todos los pedrosinos y pedrosinas por ser de donde sois, y como decimos en nuestros pueblo, ¡viva Las Pedrosas!
Un saludo.
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