Ayuntamientos, transparencia, periodistas y demagogia: el cóctel de la democracia 2.0
Estoy indignado, y mucho. Resulta que hay doce ayuntamientos en esta tierra nuestra, Aragón, que han cumplido sus deberes democráticos estupendamente, porque han puesto cuatro patochadas en sus páginas web, que el común de los mortales ciudadanos no verá en su vida porque les da igual, pero que a juicio de unos señores que no tienen otra cosa que hacer más que andar estigmatizando al resto sin ton ni son, son unos ejemplos a seguir.
Pues bien, el Ayuntamiento de mi pueblo, Las Pedrosas, está entre los muchos municipios que no son transparentes, somos la insidia de esta democracia, la lacra que arrastra al país a su económica agonía. Y el hecho de cerrar siempre con superávit, de que sus cinco concejales no cobren un duro o de que se destinen cantidades ingentes de horas de sus vidas personales a cumplir voluntariamente con un cargo para el que otros, por ineptos, necesitan subcontratar personal aún cobrando unos cuántos miles de euros, después de de todo eso, no somos un ejemplo a seguir.
Y no lo somos porque en nuestra página web no ponemos los presupuestos municipales, ni el careto de los concejales diciendo que fulano tiene un tractor Ebro y mengano un Ford Fiesta. Quizá es que afeamos muchísimo la clase política de este país, esa clase que presume de viajar en avión en clase turista, de coches guays, de apartamentos en Marina D’or, de chanchullos endogámicos y de empresas familiares que se extienden cual pulpo en alta mar.
Pero lo más importante, lo que deberías saber, en el caso del Ayuntamiento de Las Pedrosas, es que no somos transparentes porque llevamos cuatro años a que el señor diputado provincial delegado de nuevas tecnologías, de la Diputación Provincial de Zaragoza, haga las gestiones para que un becario o similar redirija nuestro dominio web a donde le digamos. Porque efectivamente, www.laspedrosas.es (que no funciona) es propiedad de la DPZ, que con buen criterio lo registró en su día, pero el buen criterio se acabó cuando no se permite usar a su legítimo dueño su propio nombre.
Y como este señor diputado, con quién hablé personalmente y a quien requerí que subsanara esto hace ya cuatro años, debe estar muy ocupado con las redes sociales y otro tipo de cosas guays que nada tienen que ver con la transparencia, resulta que mis colegas y yo, los concejales de Las Pedrosas, somos más opacos que las paredes de un búnker nuclear.
Así, que afeando esta faceta de la corrección y buenas palabras que caracteriza a los colegas de Marina D’or, pero no a los del secano ciercil aragonés, el Laboratorio de Periodismo y Comunicación para la Ciudadanía Plural de la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad San Jorge y la Dirección de Participación Ciudadana, Acción Exterior y Cooperación del Gobierno de Aragón, se pueden meter el galardón que se han sacado de la manga por el mísmisimo sitio donde la espalda pierde su refinado nombre.
Y a los Ayuntamientos de Zaragoza, Huesca, Calatayud, María de Huerva, Teruel, Fraga, Utebo, Ejea de los Caballeros, Barbastro, Sabiñánigo, La Puebla de Alfindén y Tarazona, desde aquí vaya ese ‘¡eah!’ acompañado de una palmadita en la espalda, porque claramente donde hay dinero las cosas se consiguen, y por conseguir se consiguen hasta premios a medida para dejarnos a los demás por lo que no somos.
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