25 de septiembre de 2012
Parece que nadie se pone de acuerdo sobre si el diésel mejorado es mejor o peor que el normal, si su sobreprecio es rentable, si realmente hay algún tipo de diferencia o es otra mentira de las petroleras… Durante las últimas semanas he leído muchas entradas de varios foros, pero al final nadie disipa las dudas. Es como la gasolina de hipermercado o de marca conocida, siempre hay gente que te dice que bien, tanto una como otra, o que ha tenido problemas con ambas.
Como por más que miraba no sacaba ninguna conclusión, me aventuré a hacer mis propias pruebas. Antes que nada, decir que en otras ocasiones ya había probado el diésel Repsol e10, y alguna diferencia sí que percibía, pero tampoco era nada extremadamente remarcable. La cosa es que un día, por consejo de una amiga, reposté en una gasolinera Cepsa, y por descuido paré en un surtidor que sólo vendía su diésel mejorado, que en Cepsa denominan Óptima, pero por no volver a mover el coche llené el depósito con ese combustible.
Visto el componente, vamos a por el elemento sobre el que hice el test: mi coche. Un Renault Megane III de 2010, 1.5 dci de 105 CV. La verdad es que al principio no noté nada especial, hasta que con los kilómetros empecé a percibir que cada vez se oía más el típico sonido de rodadura y menos el del motor. Pero mi sorpresa llegó al mirar el consumo medio: con aquel depósito hice el trayecto de Granada a Zaragoza, a una velocidad de 110km/h, que normalmente me da un consumo, según el ordenador de abordo, de 4.8 litros a los 100, pues bien, esa cifra bajó hasta los 4.3: ¡medio litro! Y mi conducción fue la de siempre, el viaje fue de día, hacía calor y el climatizador no dejó de echar aire frío en todo el camino. Y es más, ese consumo venía ya de hacer dos veces el trayecto Granada – Motril, que si alguno lo conoce, sabrá que se caracteriza por tener en su trazado grandes pendientes, donde el consumo puntual se dispara hasta límites insospechados.
También tengo que decir que he notado una mejora en el rendimiento. Este coche tiene una mala respuesta a bajas revoluciones, quedándose un poco muerto en la zona de 1600 a 1800 rpm, momento en que ya salta el turbo y recupera el brío. Pues bien, con este combustible mejora bastante esa respuesta en ese régimen, e incluso en las salidas desde parado e incorporaciones de autovías el coche va bastante más alegre.
A la vuelta volví a llenar un depósito donde repostaba habitualmente, en Carrefour, con gasóil normal (y no, no me ha dado nunca ningún problema ni he notado diferencia con el resto de marcas, es más, hay un cartel que pone que el suministrador es Repsol). Y poco a poco el coche recobró su comportamiento habitual y el ronroneo del motor empezó a ser cada vez más audible.
Pasaron los días y volví a Granada. Me quedaba ya poco gasoil y siempre tengo por costumbre rellenar el depósito para no tener que parar por el camino a llenarlo, así que busqué una gasolinera de Cepsa y repetí la operación, y el resultado fue sorprendente de nuevo: de normal en ese trayecto el consumo era de 4.8 litros cada 100km, y al final del viaje el consumo medio que me marcaba el coche era de 4.1 litros a los 100, nada menos que 0,7 litros menos cada 100 kilómetros. Visto esto, puedo afirmar que el sobrecoste que hay que pagar por utilizar este combustible, al menos en mi caso, sí que merece la pena.
Un saludo.
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