Fauna en peligro de extinción: buzones de correos
Anda uno preocupado en estos días en que las cosas electrónicas se apoderan de nuestras vidas por la supervivencia de una especie que nos ha acompañado durante años: los buzones de correos. Esos cilindros amarillos con boina que antaño poblaban calles de ciudades y pueblos y que cada vez es más difícil encontrar. Es aquí cuando surgen tres teorías: o hay cada vez menos, o están en lugares poco frecuentados a los que sólo va quien sabe que el buzón está ahí, o es que tienen piernas y van huyendo protegiéndose de su extinción. Al final sólo quedarán los de las estafetas.
Y no es que esté todo el día echando cartas, de hecho cerca de mi casa tengo uno (a 50 metros), pero nadie me negará que el correo tradicional tiene algo como más humano que las pantallas y demás artilugios nunca llegarán a transmitir. Esperemos que, aunque queden pocos, nunca se extinga del todo esta especie.
Un saludo.
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