Hace ya unos años, escudriñando en las estanterías de la casa del pueblo, encontré, entre muchos libros, un pequeño librito que llamó mi atención. Lo firmaba ni más ni menos que Ramón J. Sender, y su título me era conocido por haberlo estudiado en aquellas pinceladas que se daban en bachiller, cuando ya la literatura había pasado a un plano casi testimonial por no ser importante para la selectividad (actual EVAU).
Un libro que pese a datar de 1953, retrata con fidelidad la realidad que aún hoy nos podemos volver a encontrar en la vida cotidiana.
Esa obligación que se nos quiere imponer en muchas ocasiones de resignación, de humildad, de tener que poner la otra mejilla cuando todo va bien, porque si no, nos puede pasar como a Paco: que maten nuestros ideales y nuestra lucha por prosperar.
Una lectura cómoda y rápida para este verano, que no te dejará indiferente, así que si tienes un rato en estas calurosas tardes que van a llegar, te la recomiendo de verdad, aún a pesar de la dureza en la descripción de los hechos de alguno de sus pasajes, dureza que no es más que el reflejo de la dureza de la propia vida en algunas ocasiones.
Es labor fundamental de los dirigentes optimizar los servicios públicos para que puedan ser utilizados por el ciudadano. Esta premisa, que cae de cajón, si bien no siempre es posible porque al final uno se topa con el mundo real, debería primar por encima de cualquier tipo de valoración económica que busque un beneficio en la prestación de un servicio público.
Lamentablemente, nuestro querido Aragón cuenta con unos personajes más de foto y pandereta que de escuchar, dialogar y resolver, que a fuerza de meter ruido y hacerse fotos, pretenden callar mediante la falta de respeto, nula educación e inexistente talante (sirva como muestra un botón), a quienes sosegadamente pretendemos ayudar a que las cosas vayan, al menos, un poco mejor.
«Cuatro ojos ven más que dos», dice el dicho. Pero claro, pareciera que a estos señores les sepa malo tener que compartir la foto con otros, porque su vanidad les impide cumplir el objetivo para el que han sido elegidos, primando la maravillosa y efímera gloria el pan y circo.
Así pues, y retomando el comienzo de esta entrada, es patente que si un servicio público está mal organizado, y lejos de ajustarse a la realidad dista de ella como si estuviera pensado para ser prestado en un mundo paralelo, no va a ser utilizado. Es evidente la consecuencia inmediata de esto: si no se usa, se quita. Resulta igual de evidente lo que cualquier persona de a pie se pregunta: ¿y por qué no molestarse en que funcione?
Y con esto doy comienzo a esta serie de entradas, dedicadas en este caso a los señores de Chunta Aragonesista, que en lugar de luchar por el territorio, vertebrar y buscar soluciones, plantean ideas de bombero, faltan a respeto, miran para otro lado y pasan de la gente.
En esta y futuras entradas iré desgajando los entresijos del proyecto C15 del mapa concesional de transporte por carretera de Aragón. Un proyecto falto de humanidad, y tan alejado de las necesidades de la gente que nace abocado al fracaso, con las nefastas consecuencias que esto acarrea para los aragoneses del medio rural de Aragón.
Y como muestra empecemos con la recién inventada línea Marracos – Ejea de los Caballeros, una línea nacida para conectar las localidades de las Cinco Villas Orientales con la capital de la comarca, en un territorio que dista entre 15 y 40 minutos, según la población, de Ejea de los Caballeros.
La fabulosa tabla de tiempos proyectada es la siguiente:
Anexo AV-21, página 113, del Proyecto del servicio de transporte público de viajeros por carretera del Área de las Cinco Villas con Zaragoza
Hasta aquí todo en orden, conseguimos conectar estos municipios con Ejea. Nadie duda de que conectar núcleos de población con transporte público es una buena iniciativa, pero claro, en el momento que esto no se hace de forma eficiente vienen los problemas.
Vaya por delante que es evidente que a quién no tenga modo de desplazamiento en estos municipios, sin duda este autobús ayudará , pero ahora veremos cómo es cuanto menos dudoso que, si alguien tiene cualquier oportunidad de desplazamiento privado, lo llegue a utilizar.
En la siguiente tabla voy a replicar los datos mostrados, agregando una columna con el tiempo efectivo que se tarda en llegar desde cada una de las localidades hasta Ejea de los Caballeros:
Parada
Denominación
Hora
Tiempo proyecto localidad – Ejea
Tiempo real localidad – Ejea
1
Marracos
6:40
1:35
0:37
2
Puendeluna
6:49
1:26
0:39
3
Piedratajada
6:56
1:19
0:32
4
Lacorvilla
7:08
1:07
0:32
5
Valpalmas
7:12
1:03
0:26
6
Sierra de Luna
7:29
0:46
0:21
7
Las Pedrosas
7:33
0:42
0:23
8
Sierra de Luna
7:36
0:39
0:21
9
Luna
7:50
0:25
0:24
10
Erla
7:58
0:17
0:15
11
Ejea de los Caballeros
8:15
0
0
Comprobando los tiempos aportados, sacados directamente del cálculo de distancias y tiempos que proporciona GoogleMaps, en función de la distancia y velocidad permitida en la vía, podemos comprobar que salvo dos municipios, todos los demás incrementan de forma notable el tiempo que van a tardar en llegar a Ejea usando el transporte público.
Me acusó el señor Gregorio Briz en un foro público de no ser objetivo y de otras cuántas cosas, con el fin de defender un proyecto indefendible ante un planteamiento razonado, ante afirmaciones como la que acabo de exponer.
Dicho esto, vuelvo a preguntar, ¿en serio cree usted que salvo urgente necesidad, un vecino de Puendeluna se va a montar en el autobús que usted propone, a las 6:34 de la mañana, para tardar en llegar casi tres veces más a Ejea de lo que le cuesta normalmente? ¿En serio cree que este planteamiento es defendible y que esto es un buen servicio, más aún teniendo en cuenta la población de la que hablamos? ¿Ve a usted una persona de 80 años metida en un minibús/furgoneta grande desde las 6:34 de un gélido lunes de enero, para llegar a las 8:15, más de una hora y media después, a Ejea?
Si ser realista es no ser objetivo por mostrarle la clara realidad de la aberración que defiende, entonces, no lo soy. Y a partir de ahí que se pronuncien los vecinos de los municipios, porque sepan ustedes, señores de CHA, que por pocos que seamos tenemos el mismo derecho a defendernos que el resto de ciudadanos, y desde luego tenemos el derecho a que ustedes nos escuchen y se sienten con nosotros para plantear algo mejor, y no para imponer, que es lo que hacen, estas barbaridades que encima nos cuestan dinero a todos.
De todos es sabido las difíciles circunstancias que venimos viviendo por el Covid19. La última decisión tomada por el Gobierno de Aragón, ha sido ni más ni menos que el confinamiento de la comarca más extensa de Aragón, porque en tres municipios (y sobretodo en uno de ellos), se han excedido los límites admisibles de contagios, y la cosa está desbocada.
Lejos de tomar medidas correctoras y actuar en los focos de infección (reuniones privadas), lo que se ha hecho es, en primer lugar, dilapidar la economía de los pequeños municipios, y en segundo, alentar a que se sigan haciendo estos contactos, dando vía libre a toda la comarca para que el virus corra por ella.
Una medida insensata e inexplicable, que ha hecho que municipios que no tienen ni un sólo caso positivo (algunos no han tenido desde que empezó la pandemia), estén ahora confinados junto a otros con tasas que superan el miliar de contactos por cien mil habitantes.
Un despropósito de libro guines, ante el cual los responsables sanitarios, en la ostentosidad que les viene caracterizando, son incapaces de reconocer el error, y menos aún de pedir disculpas. Tampoco rectifican, es más, mienten deliberadamente diciendo que hay un contagio comunitario, ¿en una extensión de más de 3000 kilómetros cuadrados? ¿Con una densidad de 10 habitantes por kilómetro cuadrado? Pues nos merecemos un premio por conseguir un contagio así.
No, esto no es así. No tienen ni idea de lo que es el territorio. Les importa más bien poco, como se viene viendo, la vida de las personas en su más amplio sentido. Tienen la desfachatez de no responder a los responsables públicos cuando se dirigen, con reiteradas quejas, por los cauces oficiales. Y encima se indignarán por declaraciones como esta, si es que llegan a leerla.
Es un ejercicio de falta de diligencia a la hora de gestionar digno de libro de historia. Señores, seamos serios. Si dictan normas basándose en datos no objetivos, limitando gravemente derechos fundamentales, dejan de tener toda la credibilidad de la que hacen gala, consiguiendo que la norma no sea respetada ni cumplida por el ciudadano de a pie.
Sería un paso digno, que no van a dar, que reflexionen y que de forma inmediata levanten el confinamiento perimetral de las Cinco Villas, confinando en todo caso los núcleos, y ojo, digo núcleos, no términos municipales (que es otra cagada monumental que han hecho, y encima repiten), que estén realmente afectados.
Seguro que esta situación te resulta familiar: entras al supermercado de tu barrio, coges una cesta de la entrada, de las cajas o de donde haya, y empiezas a hacer la compra felizmente, depositando en esa cesta todos los productos que están en tu lista, entre los que con toda seguridad hay comida.
Esos productos, que echas a esa cesta confiando en que el resto de la gente hace lo mismo, y que por tanto poca cosa mala puede pasar. Productos envasados cuyos envases están en contacto con la cesta, y que por tanto entran en contacto con toda la porquería que esa cesta tiene dentro.
¿Y cuáles son las condiciones de higiene de esas cestas? ¿Se limpian alguna vez? ¿O simplemente las renuevan de ciento a viento y con eso ya se justifican? Y aún si se limpian, ¿qué más da? No sé si te has fijado alguna vez, o más bien si has caído en la cuenta, pero esas cestas que se van arrastrando por todo el supermercado, luego se apilan unas sobre otras, por lo que la superficie que ha estado recogiendo bichillos de todo el suelo entra en contacto con el interior de la cesta sobre la que se introduce al apilarlas. Y por si no fuera poco, seguro que más de una vez has visto a algún padre arrastrando una cesta con un niño dentro, convenientemente calzado con zapatillas que a saber por dónde han pasado.
Y todos los productos van ahí dentro: yogures, queso, embutido, pan, bollos, agua… Y por mucho que lleven envases, esos envases luego van a estar en tu nevera, la encimera de tu cocina, o el mantel de tu mesa…
Con todas las medidas sanitarias que se están exigiendo a los pequeños comercios, carnicerías, fruterías o bares de barrio, resulta cuando menos chocante que sanidad no se haya fijado en algo tan simple como esto.
Parece que el mundo está algo revuelto: vuelve a gobernar Rajoy, Trump gana las elecciones… Situaciones que de entrada parecen poco deseables, y sin embargo, son la realidad. ¿Por qué?
Pues como la gran mayoría, no lo sé. Así que voy a lanzar mis reflexiones, porque ante una respuesta desconocida, hay que sentarse y pensar, y lanzar ideas al aire. Sólo así, dialogando, podremos ver la luz en esta oscuridad que parece que se cierne sobre nuestras cabezas. Read more →
Pues sí, así es como me siento, como un gilipollas. Antes de herir sensibilidades vaya este apunte por delante:
gilipollas
1. adj. malson. Esp. Necio o estúpido.
Apl. a pers., u. t. c. s.
Hace unos años abrí una cuenta en Ibanesto, una cuenta azul, para más señas. De aquella que exprimía naranjas y sacaba zumo azul, en referencia a su claro competidor. La cuenta, dentro de las limitaciones carcas del Grupo Santander, no tenía comisiones y era remunerada.
Pasaron los años y el Banco Santander decidió que Banesto debía pasar al recuerdo, así que liquidaron la entidad, y mi maravillosa cuenta azul mutó en una suerte de cuenta roja, y aplicando la originalidad y pericia de gente con más imaginación que la tuya y que la mía, mi cuenta pasó a ser de Isantander. Maravilloso, todo seguía igual: sin comisiones y remunerada.
Y siguió pasando el tiempo, y fueron bajando los intereses, y mi dinero se fue esfumando a otras cuentas que daban un poco menos de pena. Y esta cuenta mutó, a otro tipo de cuenta que nunca supe qué era, porque nuevamente alguien decidió que era hora de matar el resquicio que quedaba de Ibanesto, y ya tocaba cargarse esa I, y pasar directamente a Santander. Así que tenía una cuenta del Banco Santander, sin comisiones, y, aunque poco, remunerada. Toda una maravilla, algo increíble, utópico más bien. Read more →
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