Spain is different: poniendo freno a cualquier intento de prosperar
Pues sí, esa parece ser la filosofía de este país: no prosperar. Durante la transición, esos que hoy gobiernan eran jóvenes promesas en la política, con ideas nuevas y aire fresco, en los que se confió y a quiénes se permitió llevar a cabo sus ideas. Prosperaron, y con ellos todos, pero parece que se han olvidado de eso. Hoy nos encontramos con que quienes gobiernan, en todos los ámbitos, son una tropa arcaica de cincuentones más cerca de los 60 que de los 50, reacios a renovarse y que prefieren condenarnos a todos a morir. Y digo en todos los ámbitos porque en el Gobierno de este país ya vemos todos lo que pasa, pero en ámbitos más próximos, como son ayuntamientos y comarcas, os puedo confirmar que esto también funciona así.
Parece que a esta tropa les joda que un tío que puede ser su hijo tenga capacidad de pensar y de decidir, que les pueda llevar la contraria y que pueda tener hasta buenas ideas, y como les jode, acuden reiteradamente al descrédito o a excursiones por los montes de Úbeda, es su forma instintiva de supervivencia ante la opción de reconocer que sus ideas son anticuadas y que hay otros puntos de vista.
Descrédito y negativas que mellan la moral de cualquiera con ganas de hacer algo en este país, y que emboban al resto de mortales con simples «si siempre ha sido así». Y es que tienen miedo, miedo de que alguien como tú o como yo lleguemos, tengamos una idea y a la gente le guste, y más aún, sean felices, y por eso nos ponen trabas: en ayuntamientos, en comarcas, en mancomunidades. Que se aprovechan de su experiencia ante nuestra ignorancia para hacernos callar. Que nos hacen perder tiempo hasta darnos cuenta de que no tienen razón. Y que perjudican a todos, aunque lo resuelvan con buenas palabras y actos maquillados con gestos medidos y palabrería fácil llena del vacío más absoluto. Mucha pomposidad para nada, más les valía invertir esa energía en cosas más productivas, como prosperar, ¿no?
Y también tienen la práctica de la puñalada trapera, con chanchullos a escondidas, que a lo que te das cuenta ya no puedes hacer nada. Es común en esta sociedad acomodada (en el más estricto sentido de la palabra, el buen lector me entenderá) esto de las puñaladas, así no generamos más trabajo, que trabajar provoca problemas de espalda.
Total que al final entras en la política, ves toda la peste que flota en el ambiente y todo el pan sin corteza que estos señores han amasado durante años, y te dan ganas de dar un carpetazo y escribir en el blog para, a base de capítulos, ir soltando la presión acumulada.
Un saludo.
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