Ay el inglés, esa lengua norteña a la que todos pretenden y sólo unos pocos dominan, bueno, dominan en alguna de sus variantes, porque eso es como el catalán, en cada pueblo tienen el suyo.

Siempre se ha dicho que los idiomas eran la asignatura pendiente de los españoles, y cada vez que me dicen eso, yo digo que lo importante no es dominar una lengua, si no que te entiendan y hacerte entender. De la noche a la mañana han surgido en este país unos pocos puristas del inglés que nos quieren dar a todos lecciones de qué buena es esa lengua y lo importante que es para ser alguien en la vida, ¿pues sabéis qué pienso? Que los que insinúen algo así, y encima sólo con el inglés, son unos gilipollas.

Bien sabido es que saber idiomas es bueno, cuantos más, mejor, pero para ello primero hay que hacer algo muy importante: saber hablar tu lengua materna. Ésa es la verdadera asignatura pendiente de los españoles: aprender a hablar una de las lenguas más ricas, en términos de léxico y gramática, del mundo.

Esto por una parte, pero por otra vuelvo a recalcar lo que he dicho al principio: lo importante de un idioma es que sirva para comunicarse. Yo no tengo ni B1, ni C2 ni H14 de ningún idioma, y me alegro mucho por aquellos que consiguen esos títulos, nunca he sido bueno jugando a los barcos, pero a la hora de la verdad, ¿realmente eso sirve de algo? ¿O no es más que otro trámite burocrático para mandar al hoyo a gente válida?

Si yo tuviese una empresa y necesitara a alguien que hablase inglés no pediría ningún título absurdo, simplemente le haría una entrevista en inglés, y me daría igual aunque no tuviera ninguna titulación al respecto: si él entiende y los demás le entienden es totalmente válido. ¿Os imagináis que un norteamericano con nacionalidad española quedara fuera de un puesto por no tener un papel que diga que sabe hablar su lengua materna? Bueno, me imagino que se habrán dado casos.

Así que lo dicho: idiomas sí, cuantos más mejor. Perfección académica para la vida cotidiana no, para nada, sentido común y soltura sí, toda. Puede que sea nuestra asignatura pendiente, pero al final el que sabe idiomas no es el que alardea de sus papeles sellados, si no el que no pasa hambre cuando va a Londres o a Moscú, o a un pueblo perdido del Everest.

Un saludo.