De defensores de los animales, ecologistas y otros seres
Nadie discute que vivimos una época rara o caótica, extraña tal vez, en la que muchos no entienden, o no entendemos, muchas cosas de las que pasan. El otro día viendo un documental llegué a la conclusión de que al final, en este sistema social, todo el mundo busca lo mismo: poder. Y me da igual que hablemos del PP, de Greenpeace o de la Asociación de Amas de Casa de Pichuel, todos quieren lo mismo.
Y esta codicia por el poder lleva a caer a los grupos en una serie de insensateces aberrantes, os voy a poner un ejemplo. Todos estamos muy concienciados con el sufrimiento animal hoy en día, y vemos inconcebible el abandonar a un animal. Hace 6 meses cerró un restaurante debajo de mi casa, y dentro se quedaron todas las cosas que tenían, entre ellas unas plantas. Si en el interior de este local hubiese habido un canario, un loro o un hipopótamo, las asociaciones pro derechos de los animales hubiesen salido a miles para reclamar el trato justo de esos animalitos abandonados, pero no había nada de eso: sólo son plantas.
Nadie discute que las plantas son buenas: nos ayudan a combatir las emisiones de CO2, convirtiéndolo en oxígeno, ¿no es una maravilla? Bueno, pues día tras día estas plantas fueron cambiando de su color verde intenso, a un amarillo marronáceo, es decir, las plantas han muerto, y no de cualquier manera (como hervidas y comidas con patatas), han muerto lenta y agónicamente, y nadie ha hecho nada. ¿Es que no tienen derechos los vegetales a una «vida» digna? Parece que no, porque claro, tú a una planta la tocas y como mucho te da urticaria, a un animal raro será que no te responda con una muestra de cariño.
La cuestión es que más allá de la dejadez de los dueños, a este local acudieron personas a ejecutar un embargo, embargo impuesto por la Seguridad Social. Seguramente si hubiese estado dentro el periquito, canario o loro de rigor, hubiesen avisado a las autoridades y se lo hubiesen llevado a un sitio más digno, pero las plantas no tienen valor. Si hubiesen sido árboles de madera noble serían ya taburetes, pero estas no, eran simples plantas ornamentales. ¿Y no estarían mejor en otro sitio? Se me ocurre por ejemplo que las podían haber llevado a un hospital, o incluso a las propias dependencias de la Seguridad Social, un poco de verde siempre sienta bien.
En fin, que a veces hay que frenarse un poquito en según qué aspiraciones, poner los pies en el suelo y ser conscientes de la realidad y consecuentes con la misma, y no dejarse llevar por la codicia ni la avaricia dejando por el camino las cosas más simples e indispensables.
Información Bitacoras.com…
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