Sinsentidos pandémicos
Asisto atónito estos días nuevamente a una serie de sucesos que, en teoría con el fin de mitigar la gravedad de la pandemia, se dictan por parte de los diferentes legisladores sanitarios.
Asisto atónito al azote impasible al autónomo hostelero, mientras se sigue dando el brazo a torcer al empresario que ha hundido en la miseria al comercio de proximidad, inaugurando un nuevo centro comercial.
Me quedo perplejo ante el cierre de bares y reducciones de aforos y horarios en todo el territorio, cuando no se ha hecho nada en los pequeños municipios que han tenido grandes afecciones. Más aún, cuando aún existían restricciones, en estos pequeños municipios se abrieron aforos al 100%, y ahora, que los bares son un centro social de reunión, ahora que no hay afecciones, obligan a la gente mayor a que se reúna en la calle de sus pueblos.
Asisto atónito a la berborrea mediática de cifras, sin dar porcentajes que muestren realmente una evolución real, para bien o para mal, de la situación sanitaria.
Asisto atónito también, a ver cómo los trabajadores sanitarios se saturan física y mentalmente, mientras cierto sector sanitario decide continuar con sus trabajos que en este momento deberían haber sido pospuestos.
Asisto atónito a la masa social que, ante la vulneración de derechos fundamentales con dudoso resultado, agachan la cabeza y asumen la situación, cuando por mucho menos otras veces han soltado barbaridades por su boca. Echo mucho de menos la capacidad crítica de las personas, parecemos corderos.
Cuídate, porque la escalada de perplejidad va en aumento.
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