Zaralonia
Érase una vez una ciudad, de situación privilegiada y amables habitantes, que se vio asediada año tras año, legislatura tras legislatura, por insufribles gobiernos ayuntamentiles que hicieron de ella un sitio hostil. Tal fue la hostilidad que hasta aquellos amables habitantes pasaron a vivir amargados en su día a día, con huelgas de transporte público interminables, a las que sus responsables municipales no ponían fin porque no les importaba lo más mínimo el bienestar de sus ciudadanos.
Lamentablemente no es un cuento. Y se acercan pilares, y este año hay una novedad importante: TUZSA no convocará huelga, porque lleva ya un número de días, meses y años innombrable. ¿Es que no se le cae a nadie la cara de vergüenza con esto? ¿Hasta cuándo vais a aguantar, zaragozan@s, esta tomadura de pelo?
Un conflicto laboral no es el origen de que l@s zaragoz@nos no tengan transporte público para ir a trabajar, al colegio, al instituto o al médico; el único motivo de esta situación es la total pasividad de todos los políticos que forman parte del Ayuntamiento de Zaragoza. Algo totalmente abrumador, épico. Y roza ya la vergüenza ajena que haya que consultar la prensa para ver a qué hora pasa el autobús, pero por favor, ¿esto va en serio? ¿O es una película de cámara oculta?
¿Me puede decir el señor Azcón para qué narices quiere Zaragoza un tercio de la flota de autobuses eléctricos, cuando estos no van a poder cumplir su cometido? Es aberrante. Y esto sólo se soluciona con una movilización ciudadana, y no contra los conductores de los autobuses, no nos equivoquemos: hay que movilizarse contra los 31 concejales del Ayuntamiento de la Heroica ciudad, ¿o es que de heroica ya no nos queda nada?
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