Crisis humana
En estos días, con tanta saturación de política y de egos, echo de menos una cosa: ¿dónde están los fiolosófos?
Estamos centrando nuestro día a día en una crítica política que no nos lleva más que a absurdos enfrentamientos, y mientras, la vida pasa, ¿no os dais cuenta?
No podemos seguir criticando si fulano lo hace bien, si mengano lo hace mal, si la culpa es de tal o de cual. No. Es el momento de lanzar una crítica razonada pero a la situación en sí, porque amigos, esto es lo que hay, y esto ya no se puede cambiar. Pero sí podemos cambiar las circunstancias en las que esto se desarrolla.
Se nos repite sin parar una y otra vez que la mejor forma de parar esta situación es el distanciamiento social y unas buenas costumbres en la higiene. Bien, es razonable. Pero la consecuencia de la irresponsabilidad en masa nos ha llevado a un arresto domiciliario y una criminalización generalizada de la ciudadanía. ¿En serio es eso éticamente aceptable? Quiero decir, ¿tan incapaces somos de desarrollar todo con una cierta normalidad, mantener distancias, lavarnos las manos, llevar mascarillas y llevar guantes? ¿Es que las redes sociales nos han absorbido el cerebro y no podemos hacer eso?
Porque si todos, absolutamente todos, aceptamos el compromiso de acatar esto, y entender que es un sacrificio en pro del conjunto de nuestra sociedad, de nuestros vecinos, nuestros amigos, nuestros padres, nuestros hijos… Entonces, y sólo entonces, todas las medidas de confinamiento, de cortarnos las alas y no permitirnos volar, carecerán de sentido.
¿En serio vamos a preferir seguir encerrados entre cuatro paredes, a poder salir a disfrutar del aire rozando nuestras caras, a cambio de unas mínimas cesiones respecto al trato social? Limiten aforos, limiten horarios, limiten distancias. A cambio, aceptemos el compromiso de unas reglas básicas del juego.
Y ahora, con esto, aceptemos una crítica generalizada a nosotros mismos. Porque somos nosotros, en conjunto, los que tenemos que forjar el ejemplo a seguir, y demostrar a los gobernantes que se equivocan.
Y si no somos capaces de aceptar unas mínimas reglas, y preferimos claudicar y dejarnos encerrar por irresponsables, entonces, señores, hay un problema enorme, y puede que sin remedio a estas alturas.
Ánimo y un saludo. Ya queda menos.
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