Blog de Víctor Corbacho

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Archive for category: Cajón desastre

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Refundando la democracia

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29 de noviembre de 2011

Tan sólo han pasado unos días desde las elecciones y ya se dejan ver las primeras consecuencias en el partido que ha sufrido el mayor golpe con los resultados: el PSOE. Ya comentaba nada más celebrarse las elecciones que pocas cosas habían cambiado, por no decir ninguna, y no me equivoqué: los militantes del partido derrotado han demostrado que estaba en lo cierto pidiendo a voces un cambio en el propio partido.

Llevamos algo más de 30 años de democracia en España, y desde luego muchas cosas han cambiado en el país, pero hay una que sigue prácticamente igual: los gobernantes son los mismos. Ojo, que no digo que sean malos dirigentes, pero sí hay que reconocer que los tiempos cambian, para todos. No es normal que sigan gobernando los mismos, ni tampoco que el panorama político apenas haya sufrido cambios, sobretodo en lo que a sus formas se refiere. ¿Por qué tanta negativa a que entre gente nueva? Si hay algo que necesitemos ahora más que nunca son ideas frescas. Pero lo más preocupante es que ni siquiera el sector progresista de la política, la izquierda, parece dispuesta a hacer este cambio.

En los años 70, cualquiera que mire imágenes recuperadas de televisión, periódicos, etc. verá que los principales líderes políticos eran jóvenes de alrededor de los 30 años, en cambio, hoy en día, los más jóvenes rondan los 40, y diría que ninguno tiene gran responsabilidad a nivel nacional (sí, hay excepciones, los hay muy jóvenes, pero ni se les ve).

Nos encontramos así ante un país que pide un cambio, con una oportunidad única para quien sepa aprovecharla, pero este entusiasmo choca con la rigidez de los que ya están arriba. Y para ver esta situación no tenemos más que analizar la situación actual del PSOE: sus militantes piden unas primarias abiertas, y sus dirigentes siguen con el sistema de siempre. Es una lástima volver a cerrar las puertas a ideas nuevas, a corrientes nuevas, a un cambio necesario.  Y no sería un simple formalismo ni un simple trámite, no: sería la posibilidad de demostrar que al menos hay un partido capaz de realizar el cambio que todo el mundo pide, de demostrar que hay otras alternativas y que hay personas dispuestas a luchar por conseguirlas.

Ojalá seamos capaces de demostrar esto y no dejar pasar este tren.

Un saludo.

Pequeños pero no invisibles ningunea a Las Pedrosas

esta entrada tiene 1 Comentario/ en Cajón desastre, Las Pedrosas, Sociedad / por admin
14 de noviembre de 2011

Escudo de Las PedrosasEl pasado día 8 de noviembre se emitió en Aragón Televisión el programa Pequeños pero no Invisibles con dos nuevos pueblos: Las Pedrosas y Santa Cruz de la Serós.

Ciertamente tenía buena opinión de este programa, ganador de algún que otro premio y que daba a conocer a los pequeños pueblos de la geografía aragonesa, que son muchos y muy importantes, pero esta buena opinión fue volatilizada el día que emitieron a mi pueblo, a Las Pedrosas: vergüenza ajena, eso sentí.

Parece ser que los productores, editores y demás personas encargadas de sacar a la luz las grabaciones que se realizan tienen últimamente (o quizás lo han tenido siempre y por desconocimiento no lo sabíamos) un baremo cuando menos cuestionable sobre qué sacar y qué no: no se sacan iglesias, porque todos los pueblos tienen, no se saca panadería, porque todos los pueblos tienen, y así una tras otra. Pues bien, señores, esto me lo harán ustedes con grandes ciudades, pero me han demostrado que no tienen ni repajolera idea sobre lo que es el medio rural aragonés, porque para empezar, para un pueblo pequeño, su iglesia suele ser el edificio del que los vecinos están más orgullosos, y no hay que buscar enrevesadas justificaciones institucionales en esto, simplemente hay que fijarse en la importancia del edificio en sí y lo que encierra.

Pero parece ser que los encargados de realizar este programa dan prioridad a grabar capítulos como churros y soltarlos y no a ejercer la labor que realmente deben hacer: ayudar a estos pequeños pueblos a ser conocidos.

Desconozco si alguna de estas personas me leerá, y menos aún si se dará por aludida, pero no es de recibo que a un pueblo se llegue a grabar a las 12 del mediodía, menos aún a un pueblo pequeño sin panadería del que se avisó que el panadero venía a las 10:30 de la mañana, una oportunidad única para ver juntos a los vecinos que viven en él. Pero peor aún es que empiecen y me saquen el bar, claro, esto es cultura. Ni una sola mención a la iglesia de Santa María la Mayor, que contiene obras únicas y pioneras de diversas escuelas y talleres aragoneses, que fue un castillo, que tuvo un Cristo que robaron de incalculable valor. Ni una sola mención a sus bodegas, excavadas en la tierra, único testigo de los viñedos que salpicaban sus campos, envidia de productores tan famosos como Cariñena y La Rioja, y cuyo vino tenía fama en toda la región. Ni una sola mención a sus mulas, famosas antaño en toda España, de las que se recoge el famoso refrán (para mal de sus mozas) que recorre la tradición oral del país, sí, del país entero, desde hace siglos.

Tal vez el problema es que Las Pedrosas es pequeño, pero no invisible, y eso se les fue de las manos, porque mi pueblo, ahí donde lo ven ustedes, figura en la plaza de España de Sevilla. Punto estratégico en su historia para el reino de Aragón,incluso hasta la historia reciente, cuando padecimos la guerra de la Independencia. Lugar por cuyas calles, las que hay, las que salieron de pasada en la grabación, correteó un jovenzuelo llamado Ramón y Cajal. Lugar de nacimiento de uno de los más célebres cirujanos de la historia, Pascual Francisco Virrey y Mange, cuyos tratados rigen aún hoy la cirujía moderna. El mismo sitio que vio nacer a un tal Antonio Laguarta, que hoy desempeña el humilde cargo de presidente de la Cámara de Cuentas de Aragón.

En fin, paro, porque sólo confirmo lo que ya he dicho: mi pueblo no era invisible. Me gustaría que los responsables del programa hicieran públicas como poco sus disculpas, aunque me temo que no tendrán tanta decencia, pero me da igual, porque Las Pedrosas es un pueblo de Aragón, y como buenos aragoneses, tampoco somos rencorosos, que nosotros mismos nos valemos y nos bastamos para darnos a conocer allá donde haga falta, sin que nos hagan flacos favores como este.

Enhorabuena a todos los pedrosinos y pedrosinas por ser de donde sois, y como decimos en nuestros pueblo, ¡viva Las Pedrosas!

Un saludo.

¿Es el botellón un problema social o una consecuencia educativa?

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17 de octubre de 2011

Esta entrada la tengo en borrador desde hace casi un año, en su día no la publiqué porque la fui dejando, pero creo que el tema que traté lejos de solucionarse se agrava cada vez más, así que aquí os la dejo.

 

Hace tiempo que el problema del botellón vuela sobre nuestras cabezas. Una forma de divertirse para unos y un mal para otros, pero que del que nadie se atreve a analizar las verdaderas causas, y si alguien las ha analizado tampoco las dice…

Desde luego no cabe duda de que la causa de este fenómeno no es un único motivo, y yo me atrevería a definir varios:

  • La falta de alternativas atractivas de ocio para jóvenes.
  • Los elevados precios del sector hostelero.
  • La falta de educación de las nuevas generaciones, y no me refiero a la educación de la escuela, sino a la que debería impartir la familia (toda la familia, no sólo los padres).

Y desde luego se podrían añadir muchas más… Ahora bien, al tema, ¿qué hace la administración para tratar de paliarlo? Pues básicamente excluir a los que realizan el botellón (es decir, a la mayoría de la juventud), catalogando sus actos como incívicos. Y sirva como muestra una de las mayores aberraciones que se suponen que deben solucionar el problema: los espacios que algunas ciudades han dedicado única y exclusivamente para realizar el botellón. Una buena forma de quitarse el problema de encima y que siga propagándose siguiendo el libre albedrío.

Y ahora la medida que más me gusta y que he visto hoy en las noticias: el Gobierno de la Comunidad de Madrid hace responsables a los padres y tendrán que pagar las multas correspondientes si sus hijos hacen botellón.

Desde luego a primera vista parece una iniciativa plausible, que si bien no soluciona directamente el problema, sí que pone alguno de los medios (o miedos) necesarios para llegar a una solución. ¿Entonces cuál es el problema de esta iniciativa? Pues que desde mi punto de vista está incompleta, es decir, no podemos obligar a todos los padres a pagar los daños que sus hijos causan por una costumbre a la que en menos o mayor medida hemos colaborado todos. Por esto yo pienso que antes debería haberse tomado en cuenta que no todos los que practican botellón lo hacen con el consentimiento de sus padres, y en base a esto haber propuesto otra alternativa: dar a los padres la posibilidad de elegir entre pagar la multa correspondiente, o que su hijo realice una serie de tareas o labores sociales que conduzcan a resarcir tal multa (por ejemplo se me ocurre limpiar cada mañana de domingo la suciedad de las zonas de botellón).

De esta forma, con medidas así, tal vez se conseguiría corregir la conducta de más de un adolescente que actúa por voluntad propia y que incluso puede que sea una persona conflictiva en su casa, y a la que los padres no pueden tratar por su propia forma de actuar.

Las obras del centro repercuten negativamente en la Ofrenda de Flores

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16 de octubre de 2011

Bueno, ahora que las fiestas ya llegan a su final, es hora de hablar de la Ofrenda de Flores de este año, a la que el nuevo recorrido no le sentó nada bien, y unido al buen tiempo que alentó una mayor participación, causó unos retrasos de hasta tres horas en la salida de los grupos.

En el caso de Las Pedrosas teníamos la salida a las 17:05 desde el acceso 14, calle Josefa Amar y Borbón, y tuvimos un retraso de 50 minutos, pero fueron 50 minutos difíciles de olvidar: todo el mundo se fue hacinando en la estrechez de la calle, no había bares cerca para poder beber agua, era imposible oir a la organización, por lo que había que estar yendo y viniendo al punto de salida a preguntar, y además la salida de los grupos coincidía con un paso de peatones de la acera del Coso, en el que no había nadie para regular el paso y por el que el acceso para el grupo completo era una odisea, y más aún para intentar pasar las cestas, ya que todos tenemos prisa: los peatones que quieren pasar y los grupos que tenemos que salir.

Pero si la salida fue caótica no fue mucho mejor el trayecto por la calle Don Jaime, donde la organización más que organizar desorganizaba el desfile, parándonos en unos trozos porque se juntaban los grupos y haciéndonos correr (literalmente) en otros porque no se llegaba. Claro, tenían que terminar a las siete… Todo esto causaba la impresión de que nos trataban como ganado, después de casi una hora hacinados, cansados, incómodos (las alpargatas no son el mejor calzado para estar esperando de pie) y sedientos, no ayuda mucho que te digan «deprisa, deprisa», y menos aún cuando la calle está llena de papeles celofán por el suelo y de gente levantando las vallas para entrar y salir a la Ofrenda. Tengo que recalcar lo de los papeles en el suelo, no sé cómo no se cayó alguien, pero nunca he visto la Calle Alfonso tan sucia como estaba Don Jaime, supongo que en buena parte debido a la falta de previsión de puntos concretos para tirar los envoltorios (había pocos y estaban repletos), y a la falta de información por parte de las personas de la organización que había por el medio sobre dónde había que tirarlos.

Esperemos que el año que viene mejore bastante todo recuperando el recorrido tradicional, porque si no se va a convertir en un imposible.

Un saludo.

José Luis, el ciego de la ONCE

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4 de octubre de 2011

Al lado de mi portal tengo una garita de la ONCE, en un punto estratégico: a la puerta de un Mercadona y del Restaurante Berges. En ella se pone José Luis. Ahora, con el buen tiempo (igual que en primavera), prefiere estarse fuera, pero si no raro es el día en que no ocupa su silla dentro de la garita. Marido y padre, es una persona alegre. Siempre sonriente, siempre rodeado de gente. No hay vez que pases junto a su garita y no esté hablando con alguien, todos le tenemos aprecio.

El único defecto que se le puede achacar es que nunca da un cupón que toque, pero es igual, yo le sigo comprando cupones. «Tranquilo que nos tiene que tocar» me dice cada vez que voy. Seguramente en otra situación pasaría de seguir echando 1,50 euros a un saco sin fondo, pero sólo por compartir un rato con él os aseguro que vale la pena. José Luis no es ciego, está ahí porque tiene un tumor cerebral del que ha sido operado varias veces. Todos sus amigos han fallecido ya por la misma enfermedad.

A veces sales de casa, vas por la calle con tus problemas, o viendo los del resto de la gente, pero ahí está él, sonriente, y seguramente con muchos más problemas que cualquiera de nosotros, pero le da igual, tiene algo que nosotros todavía no podemos apreciar: saber que la vida es corta, que cualquier día se termina y que tenemos que aprovechar cada minuto. Durante el verano, cada tarde, se sienta en la terraza del bar a tomarse un cubata y a fumarse un puro. ¿Cáncer de pulmón? Seguramente no le cogerá. Y entre tanto, a disfrutar. Supongo que con ciertas lecciones de la vida se aprende a valorar las cosas que en otras circunstancias obviamos o incluso criticamos.

Hoy le he comprado un cupón a José Luis, y no me tocará, pero es igual. Seguramente esta semana le volveré a comprar otro.

El testimonio de nuestros mayores y nuestra historia

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12 de septiembre de 2011

Estos días ha habido una exposición sobre música e instrumentos tradicionales en Las Pedrosas. En ella se contaba un poco cómo se hacían antiguamente algunos instrumentos y cuáles eran los bailes típicos de algunas zonas de la provincia de Zaragoza. Para los de mi generación, muchas de las cosas que ahí se contaban han llegado a nuestro conocimiento por palabras de nuestros padres, o por textos leídos en otras exposiciones o en el colegio, pero siempre nos suena a algo «lejano», como cosas que ya se han perdido porque vienen de mucho tiempo atrás. Y resulta que realmente no es tan lejano.

Mientras estaba en la exposición se me acercó Eusebio, un señor del pueblo que pasa de los 80 años, muy ilusionado porque había visto en un cartel nombres de personas que conocía, todos ellos de Tauste, y con los que había compartido muchos momentos haciendo la mili. «Entonces estábamos tres años. Cuando veníamos en el tren por Gurrea y Marracos, había que venir desde allí hasta el pueblo andando. Y cuando veníamos en el coche de viajeros de Erla, lo mismo», me decía. Me estaba hablando de 1945, pero sus palabras parecía que contaran algo que acabara de pasar. Es reconfortante ver cómo una exposición que no cuenta otra que algunas curiosidades sobre músicas de la zona puede traer a la memoria de las personas tantos recuerdos.

Pero al poco me vino a hablar también Gregorio, otro hombre ya mayor, que me estuvo contando cómo él había hecho algunos de los instrumentos que ponía en los carteles con baldosas y un clavo, o incluso con un hueso de albaricoque. La conversación se extendió al resto de juguetes: «con los carretes de hilo de las mujeres cortábamos los laterales y ya teníamos dos ruedas» me contaba, hablando sobre coches de juguete. Nos pusimos a hablar también de las canicas. Hace tiempo que no veo a chicos jugar con canicas, pero yo recuerdo mis recreos intentando apuntar al «gua» y a ver quién tenía el «palmo» más largo para asegurarse el triunfo. Y de esto no hace ni 20 años.

De cualquier modo, deberíamos intentar recopilar todos estos testimonios, ahora que aún podemos, para poder documentar la historia de nuestros pueblos y nuestras familias. A veces pienso que infravaloramos estos testimonios dando mucha más importancia a cosas que al final no dejan de ser algo baladí, dejando perder una gran riqueza que queda sumida en el olvido.

Un saludo.

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