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La participación social en un país democrático

esta entrada tiene 1 Comentario/ en Cajón desastre, Las Pedrosas, Sociedad / por admin
20 de abril de 2011

No es la primera vez que hablo sobre este tema, que va surgiendo espontáneamente por mi blog, a veces en forma de ideas, otras veces en forma de crítica. Los que me conocéis sabéis bien que no acostumbro a conformarme cuando ocurre algo injusto que, además de perjudicarme a mí, veo que está perjudicando a otras muchas personas.

Hace apenas dos meses, con motivo del aniversario del golpe de estado, ya escribí una entrada animando a la participación en cualquier forma para colaborar en todo aquello que nos rodea, y que a fin de cuentas no es otra cosa que nuestra sociedad. Todos somos elementos importantes y fundamentales de esta sociedad, y todos tenemos también ideas, grandes o pequeñas, que no debemos dudar en poner en común con el resto de ciudadanos, ya que esto constituye el germen para llegar a una convivencia en armonía que nos haga seguir una línea de progreso imparable, lo que indudablemente aporta un gran beneficio a todos y cada uno de nosotros.

Estos son algunos de los motivos que me han movido a escribir bastantes de las entradas de este blog,  poner en conocimiento de todos lo que ocurría y también darlo a conocer a aquellos que pueden solucionar el problema. Y estos mismos motivos son los que en su día me llevaron también a formar parte de la junta de la Asociación Cultural Puyescas de Las Pedrosas, donde rodeado de unas magníficas personas, conseguimos llevar adelante muchos proyectos para los vecinos de nuestro pueblo, que sin duda supieron correspondernos dándonos su apoyo en todas las ocasiones que se lo pedimos. No hace demasiado tiempo, también formamos la Asociación de danzantes de Las Pedrosas, con el objetivo de potenciar el recién recuperado dance de nuestro pueblo, para poder devolverle su esplendor y evitar por todos los medios que vuelva a caer en el olvido.

Pero más allá de todo esto, sigo pensando que aún es posible hacer más por todo cuanto nos rodea, que se pueden aportar ideas y motivaciones para mejorar la vida de aquellos a los que conocemos, o de aquellos a los que nos cruzamos por la calle, o en el autobús, o en cualquier parte, al fin y al cabo todos convivimos en un mismo espacio.

Como muchos sabeis, tengo la gran fortuna de contar con un pueblo donde puedo ir todas las semanas, o incluso a diario. Un pueblo que me ha visto crecer desde pequeño, un pueblo pequeño de extensión pero grande de personalidad, porque un pueblo es mucho más que unas casas; un pueblo lo forma su gente. Son 27 años los que llevo viendo continuamente las calles de Las Pedrosas, sus campos, su barranco, a sus vecinos, a los que han llegado, y también a los que se han ido y no volverán… Y en este tiempo he visto crecer al pueblo, he visto surgir ideas, y he visto progresar a este pequeño rincón de Aragón, y sobretodo he visto que con ilusión se pueden conseguir muchas cosas para el beneficio de todos, y eso, sin duda, es bueno.

Todo esto es, a muy grandes rasgos, los que me han llevado a tomar otra decisión para poder aportar nuevas ideas y nueva ilusión a aquellos que me han visto crecer y con los que he compartido tantas cosas durante estos años, con unos más que con otros, pero que formamos ya algo así como una gran familia, y llegados aquí, la mejor forma que encuentro de poder hacer esto es participar en las instituciones existentes, de forma que con el esfuerzo y participación de todos podamos culminar en aquello que deseamos. Por todo ello, con gran ilusión y con muchas ganas de continuar con el proyecto que Isabel Mateo ha encabezado en los últimos 4 años y con ganas de seguir avanzando y construyendo nuestro pueblo, he decidido formar parte de la lista del PSOE para el Ayuntamiento de Las Pedrosas en las próximas elecciones del 22 de mayo.

Espero que sigáis participando activamente en todo cuanto os rodea, y si no lo hacéis, que os animéis a ello, pues como ya he dicho, hay muchas maneras de aportar nuestro granito de arena.

Un saludo.

La desastrosa organización del servicio de urgencias del Clínico de Zaragoza

esta entrada tiene 13 Comentarios/ en Cajón desastre, Sociedad, Zaragoza / por admin
11 de abril de 2011

Hace algunos días tuve un percance y acudí a urgencias del Hospital Clínico Universitario de la capital aragonesa. Me dieron un golpe en el dedo y me hicieron una fisura, pero como no estaba muy seguro del alcance de la lesión (la fisura se detectó tras las radiografías), me fui a urgencias para que me miraran. Era la primera vez en 27 años que pisaba urgencias siendo yo el paciente, pero ya sabía que la organización de ese servicio es, como poco, lamentable.

Antes de entrar en detalle quiero que quede bien claro que la atención del personal fue en todo momento excelente, y que no tengo ninguna queja sobre ellos, tanto personal administrativo como sanitario, motivo por el que aún me cuesta más entender que se recompense a estos profesionales con unas condiciones de trabajo tan lamentables (que acaban repercutiendo en el paciente).

A las 21.15 horas del sábado 26 de marzo, ya había salido de clasificación, donde se me indicó que pasara a la sala de espera. Tras preguntar el motivo (porque no me preguntaron ni si me dolía, ni cuánto hacía que estaba así ni ninguna otra cosa similar, simplemente se limitaron a ver que llevaba el dedo vendado), me respondieron que seguramente había cosas más urgentes. Pues sí, seguramente puede que las haya o puede que no, y esta es la única queja que puedo reprochar a los médicos de clasificación: están tratando con personas, no es admisible que se le conteste a un paciente diciendo que puede que haya cosas más urgentes sin ni siquiera saber si le duele, ni que, como me dijeron después, se le diga que tendrá que esperar 2, 3 ó 4 horas. Claro que tampoco les achaco a ellos esta falta de educación (hay otras formas de decir las cosas), si no a la falta de formación para el trato con el público.

Resignado, me fui a la sala de espera, mientras la sala de espera de trauma estaba vacía y sin médico en la consulta. Tras preguntar cuál era el motivo de tal ausencia y por qué seguía esperando una hora después, me dijeron que igual el médico había salido a una urgencia a planta. ¿Es que sólo hay un médico especializado en trauma? ¿No se pueden poner más? Aquí es donde ya se descoloca la esperpéntica organización de urgencias: resulta que tenemos unos médicos residentes explotados con guardias de 24 horas, mientras los responsables y el personal más cualificado se encuentra de fin de semana. No me cabe la menor duda de que el responsable, cuyo nombre aún desconozco, seguramente tenga un sueldo acorde a la responsabilidad que debe desempeñar en su puesto de trabajo, y además de no estar ni presente ni disponible, se limita a mantener una pésima estructura de funcionamiento donde se sigue explotando al médico que atiende al paciente sin intentar hacer mejoras sobre el servicio que permitan la solución de estos problemas, porque, amigos, esperas dos, tres ó cuatro horas, por algo que tardaron media hora en diagnosticar y tratar, no es ni normal ni aceptable, y además hace mucho tiempo que se lastra esta deficiencia y lejos de intentar corregirla simplemente se ha instaurado como habitual. Y siguiendo los argumentos que me dieron, menos mal que no era de lo más urgente, porque si tengo que esperarme cuatro horas con un brazo colgando no quiero ni pensar lo que se debe sentir, y a la vista de los hechos nadie me puede asegurar que no sea así.

¿Y se puede hacer algo al respecto? Sí, claro: RECLAMAR. Como pacientes tenemos derecho a un trato digno, y más aún, como ciudadanos españoles tenemos derecho a una atención sanitaria digna. Y no me valen excusas de que se va a urgencias por cualquier chorrada, de que la gente tal o la gente cual, no. Si el servicio estuviese organizado correctamente estas anomalías serían filtradas y se trataría a los pacientes con efectividad, a la vez que evitaríamos el agotamiento al que se está sometiendo a los profesionales que allí trabajan. Si yo me pegara 24 horas seguidas programando sin parar saldría a la calle con ganas encorrer a más de uno. Por tanto, cuestiones que hay que saber:

  • Tenemos el derecho y la obligación moral de reclamar si no se nos ha tratado como creemos que se nos debe tratar. En mi caso es inaceptable esperar 2 horas y media por algo que se soluciona en 30 minutos, y encima que no se den explicaciones razonables cuando se pregunta sobre esta espera.
  • Hay que reclamar ante la unidad de Atención al Paciente, cuyo horario viene a ser el de oficina. En mi caso estaba cerrada, pero aún así me facilitaron una hoja de reclamaciones en uno de los controles que luego remitieron a esta unidad. Preguntad dónde os pueden dar esta hoja y os lo indicarán.

Es conveniente ir con la lección aprendida sobre nuestros derechos y obligaciones, porque desde luego no se facilita ninguna información, ni para bien ni para mal. En mi caso cuando pedí que me indicaran dónde estaba la unidad de atención al paciente me dijeron que estaba cerrada. En parte sé que fue una respuesta para evitarse complicaciones, pero como decía Cajal, cuando un aragonés tiene paciencia… Ante esta respuesta dije que quería hablar con un responsable del servicio, palabra mágica. El responsable en cuestión estaría donde estuviese a esas horas, desde luego fuera del hospital, pero ahí ya me indicaron que en el control de enfermería me entregarían una hoja de reclamaciones que harían llegar a atención al paciente.

Por eso, cuando vayáis, reclamad, por favor. Porque con una no hacemos mucho, pero con muchas las cosas sí que pueden cambiar. Eso sí, pensad las cosas con calma, porque hay que tener bien claro que las personas que están allí no tienen ninguna culpa de la mala organización que hay, y de hecho ellas son las primeras perjudicadas, y no tengo la menor duda que según lo que se escriba en la queja, además, serán las primeras a las que se carguen, porque es muy fácil hacer mal tu trabajo y echar la culpa a los que hay por debajo. Hay puestos que en vez de un complemento retribuido en el sueldo por el cargo, deberían llevar un plus de humildad y buenas maneras.

De todas formas, hoy todavía no he recibido la respuesta a mi queja, para la que legalmente hay 15 días, así que toca seguir esperando.

Un saludo.

Limitación de velocidad en autovías a 110 km/h, mi visión de los hechos

esta entrada tiene 2 Comentarios/ en Cajón desastre / por admin
27 de febrero de 2011

Es la última medida del Gobierno y, como viene siendo habitual, nos ha sorprendido más que cualquier otra medida anterior: con el pretexto de ahorrar energía se limita la velocidad en autovías y autopistas a 110km/h. Antes de nada, y si me soléis leer no os extrañará, tengo que decir que me parece bien esta rebaja, puesto que le veo muchas ventajas y ningún inconveniente, y aún sigo pensando que a 100km/h estaría mucho mejor: la diferencia en tiempo al final del trayecto es inapreciable, el ahorro en combustible se nota (más bajando de 120 a 100 que a 110, pero bueno, algo es algo), y sobre todo, se aumenta el tiempo de reacción del conductor ante imprevistos, además de que se favorece el disfrute de la conducción, pero esto es algo más subjetivo.

¿Y por qué ha tomado el Gobierno esta medida? Bueno, analizando a priori esta cuestión os puedo decir que desde luego no es para ahorrar combustible. Como todos sabemos, el mayor gasto de combustible de cualquier vehículo se produce en los entornos urbanos, debido al continuo arrancar y parar de la marcha, por tanto me atrevo a aventurar que el motivo principal de esta medida es la recaudación de multas a través de radares, así de simple. Y no lo digo sin más, a continuación os expongo mi razonamiento.

Como he dicho, el mayor consumo de combustible de un automóvil se produce en entornos urbanos, luego sería de suponer que una medida de ahorro de combustible fuese enfocada directamente a estas situaciones de tráfico, pero no es así, se centra en autopistas y autovías, vías en las que por norma general los conductores suelen circular a mayor velocidad. Desconozco con exactitud el porcentaje de vehículos particulares (coches) que circulan por las autovías respecto al de tráfico pesado, pero creo que no me equivoco si supongo que los camiones y demás vehículos pesados en su conjunto (ojo, sólo los que van por autovías y autopistas), consumen mucho más combustible que el total de vehículos particulares que van por estas mismas vías, y a este tipo de vehículos la limitación no les afecta, puesto que todos tienen que ir a velocidad inferior.

Ahora sí que voy a aportar datos reales: en España hay 370000 km de carreteras, de los cuáles hay unos 13000 (son datos de 2008) de autovías y autopistas, es decir, el 3,51%. Creo que no hace falta decir que es una cifra ridícula respecto al total, donde hay vías locales y urbanas, cuya limitación de velocidad es a 50km/h o menos, cierto, pero es que cualquier otra carretera sin arcén, o con arcén de menos de 1,5 metros, ya tiene limitada la velocidad a 90km/h, con un límite de 110km/h para adelantar, y las que tienen más de 1,5m. de arcén, entre las que están la práctica totalidad de las nacionales (salvo los casos de nacionales en zona de montaña y otros casos puntuales), tienen un límite de 100km/h y un máximo de 120km/h en adelantamientos, es decir, que pese a que las autovías y autopistas garantizan una mayor seguridad para el tráfico por sus alambradas y ausencia de cruces y otras circunstancias especiales, se va a poder ir más rápido en vías normales que son bastante menos seguras. Digo yo que si el motivo fuese realmente el energético, sería lógico bajar el límite en todas las vías, ¿no?

¿Y no hay medidas más efectivas? Pues sí, claro que las hay. La primera y fundamental es solucionar el tema del transporte público, funciona realmente mal y es inservible. Sólo se adapta a las necesidades reales de una parte de la población. Y la rebaja anunciada del 5% no sirve para nada, sólo para las personas que lo usan habitualmente, que les va a salir a mejor precio. Y esto es así por dos razones: la primera, porque es tan mínima la rebaja que no va  a propiciar que las personas cambien su coche por el cercanías o el autobús; y la segunda, que la red de cercanías y media distancia, donde se aplica este descuento, es escasa y no se puede aplicar a todo el territorio, ni siquiera a todas las grandes ciudades. Ya me dirá alguien para qué quiero este descuento en un cercanías en Zaragoza (por no hablar de los de media distancia, porque supongo que el AVE a Huesca no es media distancia, ¿no?). Además esta mejora afectaría al tráfico dentro de las ciudades, principal problema de la contaminación y demás males, y entre ciudades vecinas.

Y una vez solucionado el tema del transporte público, que digo yo que con tanto experto y tanta comisión seguro que alguien tiene una solución, queda otra cosa: revitalizar el transporte de mercancías por ferrocarril. De este modo quitaríamos el tráfico pesado de las carreteras, otro gran foco de consumo y contaminación.

Y creo que estas dos ideas que propongo no son descabelladas y tampoco soy ningún profesional de los transportes ni mucho menos, pero me parece que si se pusiera el empeño que se está poniendo en otras cosas en llevarlas a cabo, no sería muy difícil sacarlas adelante.

Y ya no me extiendo más… Espero que no haya sido mucho tostón.

Un saludo.

30 años del 23-F, ¿realmente entendemos el significado de la democracia?

esta entrada tiene 2 Comentarios/ en Cajón desastre, Sociedad / por admin
23 de febrero de 2011

Como todos habréis podido comprobar por la insistencia de los medios de comunicación, al margen de que hoy sea el aniversario de un invento que revolucionó el mundo, como la imprenta, se nos está atiborrando hasta las orejas con el golpe de estado del 23 de febrero de 1981, golpe que atentaba contra una joven democracia instaurada con la voluntad común de un país.

En días como hoy se defiende a capa y espada esta soñada democracia, a la que se identifica con la libertad, olvidándonos del verdadero sentido de este sistema: la capacidad de participación. Participación en asociaciones, en peñas, en sociedades, en organizaciones, en ayuntamientos, en diputaciones, en el gobierno. Participación que directa o indirectamente nos permite manifestarnos tal como somos, y este hecho es el que realmente nos permite ser libres. Pero por desgracia nos estamos olvidando de esto: la juventud escasamente participa en nada que no sea lúdico-festivo, y no digo que esto sea malo ni mucho menos, pero no creo que el botellón ayude mucho a forjarse como persona. Tenemos a nuestra disposición innumerables medios de participación impensables hace apenas tres décadas, sin ir más lejos, un blog, o las redes sociales. Pero la participación no es utilizar estas herramientas sin más, si no en unión con el resto de personas.

30 años después del golpe de estado que hizo peligrar por unas horas todo esto, el denominador común de este país es, lejos del espíritu democrático, la pasividad y el «dámelo todo hecho», y este planteamiento gana fuerza conforme desciende la edad del grupo que tomemos como ejemplo. Basta observar las imágenes del congreso en aquel día y ver que muchas caras siguen por ahí revoloteando, por esos mundos de la política, y si siguen ahí es, entre otras cosas, porque no surgen nuevas opciones más jóvenes y fuertes que permitan que estos veteranos caigan en el olvido.

Siento mucho ser tan pesimista un día como hoy, pero es que tengo la impresión de que en vez de seguir al hilo del progreso que debería conllevar una democracia, nos estamos quedando peligrosamente estancados. Recuerdo cuando estudiaba en la universidad, que el año que entré la Delegación de Alumnos estaba llena de actividad y de ideas, y apenas cuatro años después, cuando terminé, los estudiantes que llegaban carecían de cualquier tipo de interés por participar en el único órgano que les daba voz y voto ante los dirigentes universitarios.

Para confirmar esto he buscado los datos de abstención de las últimas elecciones generales, y rondaron el 25%. Seguramente habrá muchos que no voten porque no quieren este sistema, pero lo triste que muchos otros no votan porque les da igual, y porque prefieren pasar el día durmiendo que perder media hora en votar, en elegir, en ser libres. Y si al final votan unos pocos, nos vamos a acercar a una dictadura democrática, donde unos pocos eligen y acaban mandando los de siempre porque nadie se quiere mojar.

No esperéis a que os lo den todo hecho, y si algo no os gusta, intentad cambiarlo, tenéis en vuestra mano todo cuanto necesitáis para alcanzar el consenso necesario y realizar el cambio. Ánimo, participad y moveos. No podemos permitir que se pierda lo que tanto nos ha costado conseguir.

Un saludo.

Centenario de la muerte de Joaquín Costa: pocas cosas han cambiado

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13 de febrero de 2011

Estos días asistimos a la celebración del centenario de Joaquín Costa, aragonés ilustre. Al menos aquí en Aragón sí que parece que se le está dando bastante bombo al tema, supongo que en el resto del país, al igual que hace un siglo, hablar de Costa no les hace mucha gracia, y menos si encima son cosas relacionadas con nuestra región.

A todas horas se nos están contando las bondades de la obra de Costa, por radio, por televisión, en la prensa… Se nos cita su famosa política hidráulica, su pensamiento, su forma de ver la vida y cómo cambió en muchos aspectos a España. Ahora todo son bondades sobre este señor, que cuando por fin consiguió su acta de diputado en las cortes declinó aceptarla, porque ya estaba cansado de luchar.

Pero lo peor es que hoy, un siglo después, los que mandan se siguen burlando de Costa y los valores que representa, que no son otros más que los nos representan a todos y cada uno de nosotros. Pocas cosas han cambiado en un siglo amigos, muy pocas, y este país sigue siendo, al igual que entonces, un país de caciques.

Con obras tan importantes como Bardenas III licitada desde 1973, sí, hace casi 40 años, y sin construir, con un plan hidráulico que no acaba de cuajar y con un panorama social aterrador, creo que no es cuestión de andar pregonando a los cuatro vientos lo que Costa aportó a este país, porque en estos cien años aún no se le ha hecho mucho caso que digamos.

Por mi parte, desde luego, no creo que asista a ningún tipo de acto de esta conmemoración, y no porque no aprecie la obra de Costa, sino porque no quiero ser cómplice de esta broma macabra. Todo cuanto quiera saber sobre Costa, afortunadamente, podré encontrarlo en los libros que sobre él hay, e incluso en sus propios escritos.

Un saludo.

¿Hasta dónde va a llegar la pasividad de la gente?

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7 de febrero de 2011

Es algo palpable que la mayor parte de las personas de este país muestran una actitud de pasividad absoluta ante todo hace tiempo, y que en ocasiones roza el egoísmo puro y duro. Se está creando un vacío generacional con un sector de la población que no se involucra en nada, están acostumbrados a que se lo den todo hecho y como mucho protestan, pero de palabra o en la barra del bar, porque ni siquiera son capaces de formalizar sus quejas.

Y entiendo que ante ciertos temas y ciertas actitudes de terceros se pueda mostrar esta pasividad descomunal, pero no entiendo que se lleve hasta el extremo de no importarnos ni aún la vida de los que nos rodean, y esto es muy grave.

Hoy iba por la calle volviendo a casa, y llegando a un paso de cebra he visto que dos críos pequeños, en dos triciclos, tenían serios apuros para subir el bordillo y llegar a la acera. El semáforo se había puesto rojo y su padre se había quedado al otro lado con un carrito de bebé, no sé muy bien qué ha pasado pero la cuestión es que las dos criaturas se habían separado de su padre y estaban más bien en peligro. Los coches han empezado a pasar a escasos centímetros de estos chicos, y en la acera, a su alrededor, un corro de tres peatones miraba lo que hacían, como si fuesen payasos de un circo, ha sido dantesco. Cuando aún no había llegado al paso de cebra, una patrulla de la Policía Local ha visto la situación y se ha detenido en uno de los carriles (esto ha pasado en la rotonda de Ranillas con Clara Campoamor), y uno de los agentes ha bajado corriendo del coche y ha ayudado a los dos chiquillos a llegar a un sitio seguro mientras les decía «tranquilos que ahora viene vuestro padre».

Por una parte me he alegrado muchísimo de ver que la Policía Local, tantas veces criticada en esta ciudad por su supuesta persecución al ciudadano poniéndole multas, hacía una acción así, esto les honra y mucho, pero por otra he tenido una sensación de vergüenza interior por ver cómo los otros tres peatones han sido incapaces de mover un dedo que ni siquiera puedo explicar con palabras, no sé si calificarlo como dantesco o macabro.

Mucho se habla de generación nini, generación sisi, etc. ¿Pues sabéis qué? Creo que más bien estamos criando la generación Ogro, y esto es muy triste. ¿Ya no queda ni un poco de dignidad? ¿Ni un poco de educación? Mucho se dice que ya no la hay, cierto, pero nunca había pensado que podría llegar a comprobarlo de una forma tan certera.

Un saludo.

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