Discriminación por sexo en el precio de las entradas a discotecas: ¿por qué se permite?
Hace ya tiempo que muestro mi total disconformidad con la diferencia de trato en cuanto al precio de las entradas a las discotecas por razón de sexo. Ayer mismo lo volví a vivir, en la discoteca Daluxe de Zaragoza, donde mis amigas entraron gratis y yo tuve que pagar 8 euros.
Aquí hay que analizar dos aspectos fundamentales:
- Se está discriminando a las personas por el simple hecho de ser hombres o mujeres.
- Se está utilizando a la mujer como parte del negocio.
El primer punto resulta bastante claro. Las mujeres rara vez pagan lo mismo, siempre es un importe menor o, como me pasó ayer, no pagan. En cuanto al segundo, entramos en temas más peliagudos.
¿Por qué se permite la entrada gratuita de las mujeres? Es evidente que forma parte del negocio. Donde hay mujeres, van hombres, el mundo funciona así. Lejos de lo que pueda parecer (muchas opinan que es un chollo no pagar), lo que en realidad ocurre es que son utilizadas por el empresario como reclamo. Así dicho parece más algo propio de otras épocas, pero nadie hace nada por evitarlo. Resulta cuando menos chocante que los movimientos feministas no hayan arremetido contra estas prácticas.
He de decir que en su día ya envíe una queja al Gobierno sobre este tema, con la esperanza de que ahora que los temas de igualdad están a la orden del día se pudiesen tomar medidas, pero lo cierto es que todo sigue igual. En la respuesta del Gabinete de Presidencia me dijeron que la Administración General del Estado no tiene potestad sobre estos temas, que dependen de los ayuntamientos o consejerías correspondientes de las Comunidades Autónomas, no obstante, trasladaron mi escrito al Ministerio de Industria, Turismo y Comercio para que lo comunicara al sector. Es evidente que al sector hostelero, mientras se le llene la caja al hacer el recuento, le importa bastante poco todo esto.
Tras esta respuesta desistí de continuar mis quejas, porque pueden darse dos situaciones:
- Que la competencia sea de alguna consejería del Gobierno de Aragón, en cuyo caso todos sabemos cómo funciona la DGA para estos temas (seguramente ni se produciría respuesta).
- Que la competencia sea del Ayuntamiento de Zaragoza. En este caso es evidente que el Ayuntamiento no va a tirar piedras a su propio tejado, y todos sabemos que los dueños de estos locales son en su mayoría amigos de algún que otro concejal, por lo que cualquier medida iba a ser desestimada (no van a arruinar su forma de negocio).
¿Qué podemos hacer entonces? Pues poca cosa, intentar llamar la atención de organizaciones, sindicatos y la administración y, llegado el caso, supongo que por dignidad, o por vergüenza ajena, los empresarios decidirían equiparar las tarifas. Tal vez una medida más radical sea, cada vez que se dé esta situación, solicitar la tarifa de precios donde esté claramente detallado el precio, y rellenar una hoja de reclamaciones mencionando la diferencia existente por razón de sexo (si está así indicada), o el incumplimiento de las tarifas (si, como me temo, sólo hay un precio y cobran a quien quieren).
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