De defensores de los animales, ecologistas y otros seres
Nadie discute que vivimos una época rara o caótica, extraña tal vez, en la que muchos no entienden, o no entendemos, muchas cosas de las que pasan. El otro día viendo un documental llegué a la conclusión de que al final, en este sistema social, todo el mundo busca lo mismo: poder. Y me da igual que hablemos del PP, de Greenpeace o de la Asociación de Amas de Casa de Pichuel, todos quieren lo mismo.
Y esta codicia por el poder lleva a caer a los grupos en una serie de insensateces aberrantes, os voy a poner un ejemplo. Todos estamos muy concienciados con el sufrimiento animal hoy en día, y vemos inconcebible el abandonar a un animal. Hace 6 meses cerró un restaurante debajo de mi casa, y dentro se quedaron todas las cosas que tenían, entre ellas unas plantas. Si en el interior de este local hubiese habido un canario, un loro o un hipopótamo, las asociaciones pro derechos de los animales hubiesen salido a miles para reclamar el trato justo de esos animalitos abandonados, pero no había nada de eso: sólo son plantas.
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