30 de junio: el día que los pixels invadieron tu televisión (o el apagón analógico)
Hoy, 30 de junio, comienza el apagón analógico en la mayor parte del país. ¿Qué supone esto? Pues que durante los próximos días, paulatinamente, la mayor parte de los españoles dejaremos de recibir la señal tradicional de televisión terrestre y ésta pasará a ser digital.
Entonces, ¿es bueno o malo? Pues es una pregunta difícil. Siendo imparciales y sin entrar en detalles, evidentemente el cambio de analógico a digital nos aporta infinidad de ventajas: calidad DVD, emisiones en varios idiomas, radio y televisión en formato digital, posibilidad de acceder a servicios telemáticos, sonido envolvente…
Y hasta aquí la teoría, ahora la pura realidad. Nos encontramos en España, un país donde los avances tecnológicos brillan por su ausencia, donde la mayor parte de la población no tiene ni una dirección de correo electrónico y se espanta al oír la palabra ordenador, y donde lo poco que hay implantado relativamente novedoso, como el caso que nos ocupa, se ha impuesto a patadas y de malas maneras. Y a esto hay que unir que, generalmente, la infraestructura para la implantación de nuevos sistemas es casi siempre precaria (véase el caso del AVE y sus sistemas de seguridad, la banda ancha…), eso sí, más por cantidad que por calidad (no todo iba a ser malo).
Y ahora podemos aplicar estos problemas a la implantación de la TDT:
- Avance tecnológico nulo: esto ha llevado a dos situaciones principales, por un lado los que no tienen ni idea de qué va la cosa y se quedarán sin ver la televisión (totalmente achacable a la nefasta información que se ha dado, porque una cosa es informar y otra hacer propaganda), y por otro los que directamente se han cambiado de televisor, sin que este cambio fuese necesario y sin esperar a que la tecnología se asiente, lo que seguramente les llevará a renovar sus receptores no tardando mucho (principalmente por lo que diré después). Entre estos dos grupos están los prudentes que se han comprado un receptor de los baratos para ir tirando hasta que se les casque la televisión o hasta ver en qué queda la cosa.
- Implantado a patadas: como siempre. De la noche a la mañana se empeñaron en que tenía que ser así y así ha sido. Ahora nos encontramos con un panorama desolador: personas que no saben por dónde les da el aire, problemas de recepción e implantación del sistema, medidas adoptadas sobre la marcha (como la TDT en alta definición o la TDT de pago, que ya aprobadas, hacen que nuestros decodificadores y televisores nuevos no sirvan para nada), ampliación de plazos para implantación en algunas provincias, y en general un caos, pero bueno, ya estamos acostumbrados a estas cosas.
- Infraestructura precaria: hoy mismo, día en el que el apagón empieza a afectar a Zaragoza, se ha anunciado la instalación de un nuevo repetidor porque muchos vecinos de la quinta ciudad española no recibían TDT. Esto tiene una especial gravedad porque es posible que en zonas donde antes se veía la televisión (bien o mal, pero se veía), ahora quizás no se reciba nada (bueno, siempre quedará la opción de la televisión por satélite, pero no vamos a entrar en eso), sometiendo a una parte de la población a una falta de acceso a la información que antes no sufrían.
No obstante, en su afán por ocultar la realidad sobre estos temas a las masas, podéis estar seguros de que nos vamos a hartar de ver, leer y oír la propaganda institucional sobre el éxito de este proceso.
Y ahora las preguntas más interesantes:
- ¿Qué ciudadanos van a notar una clara mejoría? Pues aquellos que hasta ahora vivían en zonas donde se sintonizaba mal la televisión, como casas aisladas o pueblos perdidos por la geografía española. En estos lugares donde los canales hasta ahora no se veían bien, ahora se aplicará el significado de lo digital en su más pura esencia: o se verán o no se verán. Y aquellos que tengan la suerte de encontrarse en el primer caso lo agradecerán bastante.
- ¿Y el resto? Pues nada, como siempre, todos sabemos que no echan nada interesante en la televisión. Lo que pasa que hasta ahora teníamos 8 ó 10 canales para darnos cuenta, y ahora tendremos que pasar por 24 (de momento). Con suerte igual encontramos algo interesante entre tanta variedad.
- Entonces, ¿quién sale beneficiado? Pues los de siempre amigos míos. Por una parte las cadenas de televisión, que ahora pueden tener varios canales, y encima les autorizan a hacer canales de pago en algo que hasta ahora se supone que debía ser gratuito por imperativo. Y por otra los fabricantes de decodificadores y televisores (y sus amigos afines, como antenistas, vendedores…) que se han puesto las botas.
En fin amigos, decid adiós a ese hormigueo electromagnético que nos ha acompañado siempre en nuestras televisiones y saludad a los pixels. Esperemos que no nos traumatice mucho esta experiencia.
Un saludo.
Editado:
Ahora mismo he tenido que cambiar de canal, porque estaba viendo TVE1 y llegaba todo entrecortado. La que nos espera…
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