El negocio de las cafeteras eléctricas y las jarras de cristal
Pues sí, ni el petróleo, ni el café en los bares, ni nada parecido, el mayor negocio que hay en este mundo son las jarras de cristal en las cafeteras eléctricas. ¿Cuántos de vosotros habéis tenido una cafetera eléctrica y habéis acabado hartos de romper jarras? Yo me compré una para las navidades pasadas, y ya voy por la tercera jarra. Y si por lo menos fueran asequibles pues bueno, pero encima el negocio roza la extorsión: la jarra vale casi la mitad de lo que cuesta la cafetera. Y entonces a uno le da por pensar y se plantea por qué los fabricantes no ponen unas jarritas de plástico, que aguanten los golpes y tal, pero claro, se acabaría el negocio.
Y es que no hay fabricante de pequeños electrodomésticos que no haga cafeteras, porque los ingresos no vienen de las planchas de vapor, vienen de las dichosas jarras. Ya me gustaría a mi analizar el material real con que están hechas, porque hay que tener habilidad para hacer un cristal tan fino. Lo que no sé es cómo aguantan tanto, porque se rompen con la mirada. Al menos podrían aplicar algo de la tecnología de Duralex, porque yo creo que se rompen antes incluso de llegar al suelo por el susto, y además saltan en mil pedazos. Pero bueno, a los consumidores sólo nos queda patalear y, cuando nos hartamos, tirar la cafetera o comprar una jarra de plástico en los chinos. Lo que me fastidia es que la jarra que yo uso lleva las medidas que hay que echar en la cafetera, pero tengo claro que en cuanto me avisen de que tengo la nueva jarra voy a medir la capacidad de cada marca y cuando muera, porque tarde o temprano se romperá, la cambiaré por un recipiente de plástico normal y corriente, y si hace falta ya le grabaré con la dremel las marcas oportunas, que seguro que me queda hasta bonito (o al menos curioso).
Un saludo, y tened cuidado con vuestras jarras de cristal.
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