Pues sí, tal cual, esta es la nueva forma de ingerir alcohol que se está implantando entre los jóvenes, siendo los norteamericanos los pioneros, aunque ya se han visto casos en España.
El echarse alcohol en los ojos provoca dos efectos muy importantes, entre otros: por un lado, se facilita la incorporación de la sustancia al torrente sanguíneo, lo que conlleva que los efectos del alcohol se noten en apenas cinco minutos; por otra parte, provoca un intenso escozor de ojos que dura un par de minutos, y que lo causa, entre otros, el daño irreparable que sufre la córnea.
Ciertamente ya no sé si esta situación es alarmante o se trata ya de una hecatombe, porque a la vista del proceso, sus efectos y su método sólo veo una forma de drogarse que no dista mucho de las de los heroinómanos, por poner un ejemplo.
Sin duda hay que actuar urgentemente antes de que esto vaya a más, porque los efectos pueden ser terribles, y porque estamos a tiempo de pararlo. Me niego a pensar que el ser humano pueda alcanzar ese grado de estupidez si no es por el desconocimiento y la desesperación, situaciones que unidas no tan nada bueno.
¿Habéis visto u oído algo sobre el tema? ¿Qué os parece?
Pues sí, estoy harto ya de tanta demagogia barata, de tanto charlatán y tanto vocero, ¿es que nadie tiene lo que hay que tener para afrontar el problema de esta sociedad en condiciones? Que yo sepa siempre ha habido una evolución generacional en la sociedad, siempre… hasta ahora. Somos una generación que contamos con unos medios y habilidades que están a años luz de los que tenían las anteriores; en general, nuestra preparación es muy superior también a la de nuestros padres y abuelos (entre otras cosas, lógicamente, porque muchos de ellos tuvieron que ponerse a trabajar sin tener la oportunidad de estudiar); hemos crecido en un estado democrático con una enseñanza libre, y así podría seguir unas cuántas líneas más.
¿Qué está pasando? Pues fácil: la sociedad está enquistada. Hay una plaga de dirigentes, a todos los niveles, que deberían estar más cerca de poner un pie en Benidorm que en un despacho, pero no se van, nadie los echa, y a nosotros nos arrinconan y encima nos achacan todos los males. No podemos llegar a nada en los partidos políticos porque la plaga que hay de Diplodocus no nos deja. No podemos llegar a nada en las administraciones por lo mismo. No podemos expresar nuestra opinión en la calle (como hicieron los que ahora están el poder, o han estado, allá por los 70) porque entonces somos unos gamberros sin educación que atentamos contra la democracia. Al final, nos frustramos, pero a diferencia de nuestros padres que en esos casos se bajan al bar a tomar una cerveza y ver el partido, tampoco podemos, porque o no tenemos trabajo o tenemos que ahorrar para pagar nuestra hipoteca de 35 ó 40 años, además de nuestro plan de pensiones, porque no vamos a cobrar pensión jamás (y eso suponiendo que alguna vez nos jubilemos). Y encima, vamos a tomarnos la cerveza comprada en un chino a un parque, y somos unos vándalos que hacemos botellón. Se nos ha anulado desde todos los frentes, la juventud pintamos más bien poco, y lo único que podemos hacer es callar e intentar pasar de largo por esta época que nos ha tocado vivir.
Sin trabajo, sin casa, sin educación. Esa es nuestra realidad. Y encima nos han endeudado haciendo inversiones que hay que mantener y que no nos sirven para nada (aeropuertos, AVE por todas partes… ).
¿Y cómo lo solucionamos? Pues cambiando, pero de arriba a abajo. Yo no sé si hace falta una dictadura, una dictablanda, una república o 17 vaticanos, pero está claro que esto ya no funciona, se ha sostenido muchos años cogido con pinzas, pero el gigante de pies de barro de nuevo se vuelve a caer, y encima la culpa ¿sabéis de quién es? Pues claro, nuestra, y para demostrarlo nos intentan enfrentar: catalanes, vascos, madrileños, andaluces… Que no hombre que no, que el problema son los de arriba. Se critica mucho la postura de Cataluña, pero yo creo que quizá fuese una solución a todo esto: cada comunidad por su lado, que se reorganice, y luego si eso ya veremos si volvemos a hacer algo en común. Total, España tiene poco más de 300 años.
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