Diario de un cliente de La Caixa (o cómo La Caixa trata a sus clientes)
Viernes, 10 de diciembre. Tengo fiesta en el trabajo. Por fin voy a poder acercarme a mi oficina de La Caixa porque mi horario festivo coincide con el suyo de apertura, cosa que los días que trabajo no sucede. Durante todo el año realizo compras con tarjeta y movimientos en el cajero y en el portal online de la entidad, por lo que estos movimientos se van acumulando. Pero a pesar de tanta modernidad, tanta banca online y tanto cajero, resulta que sigo teniendo en mi poder una libreta de papel, y cuando quiero realizar una operación medianamente seria, tengo que ir en persona a la oficina a estampar mi autógrafo en otra hoja de papel.
Pues bien, ese viernes, el 10, decidí ir a actualizar mi libreta, que reflejaba el último movimiento con fecha del mes de febrero. Sé perfectamente que esta operación se puede realizar en el cajero, pero voy a la ventanilla por dos razones:
- Los avances tecnológicos en el mecanismo que pasa las hojas de las libretas en los cajeros han sido nulos en los últimos 10 años. Cuesta un verano actualizar una libreta cuando tiene que pasarte una página, no hablemos ya si son varias. Esta operación en ventanilla se reduce a la mitad de tiempo.
- Como actualizo de ciento a viento, siempre se me termina la cartilla, por lo que si voy al cajero al final voy a tener que volver a la ventanilla para que me den otro taco de papel grapado.
Pues bien, aquí lo que aconteció:
12:55 Entro en la sucursal, hay una clienta en el mostrador y otra en el cajero. Espero mi turno en la fila.
13:00 El cajero está libre. La clienta del mostrador termina y va a él a ingresar cantidades ingentes de billete.
13:02 Tras el tiempo de espera desde que dices buenos días al señor del mostrador hasta que te atiende (siempre tienen que recoger un boli, un clip y una goma elástica, no sé por qué este ritual) ya es mi turno.
13:02 El empleado que me atiende me dice que por qué no actualizo la libreta en el cajero, que para esto están los cajeros. Yo le digo que tengo muchos movimientos pendientes y siempre lo hago en ventanilla. El empleado me recrimina por saturar la oficina (palabras textuales), diciendo que pare eso se ponen los cajeros. Me giro, en la oficina sólo estamos la clienta del cajero, otra empleada, el especimen este (lo siento, no te voy a decir un piropo), un amigo que me acompaña y yo. No entiendo el concepto bancario de saturación, y por tanto insisto en que me actualice la libreta (sí, en el fondo los maños somos así de cabezones, no es un mito). El empleado me dice que si tengo algún problema con el cajero, que si es que hay gente o qué pasa. Su tono roza la impertinencia y mal gusto. Le digo que no tengo ningún problema, que de hecho tengo tantos movimientos porque uso bastante el cajero y la banca electrónica. Le pido que me dé mi libreta y me voy al cajero antes de contestarle de malas maneras.
13:05 Cojo mi libreta, me despido y voy al cajero.
13:05 El empleado se levanta y desaparece en una puerta que tiene el cartel de Privado. Supongo que a desaturar la oficina.
13:05 Estoy en el cajero, la clienta sigue ingresando billetes.
13:08 Entra otro empleado de la entidad. Bromea con la empleada sobre dónde está el empleado que me ha atendido. Qué buen rollo hay en el curro ¿eh? Al que las pone que le den.
13:10 Ya no quedan billetes, el cajero es mío. Me acerco, introduzco la libreta y empieza la serenata de ruidos de la impresora y el mecanismo de pasar las hojas.
13:11 Concertina de tinta en libreta.
13:12 Segundo acto para pasador de páginas.
13:13 Entremeses de Cervantes para cajero automático.
13:14 Opereta de impresora de libreta.
13:15 Intermedio para el descanso. Pasemos página.
13:16 Mil sonidos de impresión un cliente desesperado, cortesía de La Caixa.
13:17 Fin de la Opertura de impresiones varias. Comienzan los agradecimientos con ruidos robóticos. Empiezo a pensar que se ha colgado el cajero y está triturando mi libreta.
13:18 Algo pasa con el cajero. Parece que intenta comunicarse conmigo. Ah sí, vaya, se ha terminado la libreta. Me dice que pase por mi oficina y pida una nueva.
13:19 Me acuerdo de toda la familia del empleado y de los fundadores de La Caixa. Gente muy maja todos ellos.
13:20 Me voy, no pienso pasar más tiempo allí. 25 minutos para actualizar una libreta y que encima no la haya actualizado me parece excesivo.
Y hasta aquí el relato de los hechos tal como sucedieron. Vale, sí, podría ir más a menudo a actualizar la libreta al cajero a horas intempestivas (es decir, horas en las que no está abierta la oficina, claro), pero como a todos, me da pereza. Hay formas de tratas a los clientes, y si un cliente va al mostrador y pide que se le actualice la libreta, se le actualiza y punto. A lo sumo se le insinúa sutilmente que si lo desea tiene a su disposición un cajero para realizar esta operación sin tener que esperar fila (que es una trola, pero es una forma bonita de vender la moto).
Ayer por la noche remití una queja al departamento de Atención al Cliente de La Caixa. Esta mañana me han contestado diciendo que si voy al mostrador saturo la oficina, y que están haciendo una campaña de uso del canal online y del cajero. Fantástico, ¿entonces por qué narices me das una libreta de papel? Eres tú el que me mantiene atado a una cosa obsoleta, yo estaría encantado de no tener que actualizar algo que sólo ocupa sitio en mi casa. Cuando domicilié la nómina, me dieron una tarjeta de crédito y solicité un cambio de cuenta de valores de otra entidad a la suya, no me pusieron pegas ni me dijeron que fuera al cajero o a internet. Sí, todos son iguales, pero a mí también me cuesta poco, gracias a internet, irme a otra entidad con mejores canales electrónicos y que al menos no cobre comisiones por todo si no tienes la nómina domiciliada.
Un saludo.
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