4 de mayo de 2008
Ya llevo tiempo dándole vueltas a la cabeza sobre el volver a retomar mi afición por la horticultura. En mis 24 años he tenido dos proyectos de huerto, los cuales al final sucumbieron al olvido por varias cosas que no vienen al caso. La cuestión es que en el pueblo (Las Pedrosas) disponemos de un terreno preparado para huerto, que viene ya de hace años y años (por lo visto, era una fuente de los árabes, así que la historia de ese rincón se remonta bastante en el tiempo). No es que sea muy grande, pero da de sobras para abastecer a una familia completa. Cuenta con tres separaciones, un invernadero hecho de obra, un gallinero con su corral, y una caseta con un pozo manantial y un aljibe.
Ya que este año mi padre, que es el que normalmente lo cultiva, ha decidido no plantar nada (aunque de momento ya ha puesto cebollas y tomates de colgar), decidí, en una de las tres partes, comenzar con mi experimento. Para ello lo primero que hice fue buscar bastante información sobre huertos, formas de cultivo, rotaciones, asociaciones, etc. en internet, y aunque hay muchísima información, la página que más me ha servido es Infojardín, y sobretodo sus foros.
De este modo, una vez recopilada toda la información que he considerado oportuna, me he lanzado a hacer mis pinitos con un nuevo planteamiento de huerto. El factor más importante que he tenido en cuenta a la hora de tomar mis decisiones es que mi pueblo está a 50 kilómetros de mi casa, y si bien no es una gran distancia, no me puedo permitir el lujo de ir todos los días, siendo lo más frecuente que pueda ir sólo los fines de semana. La consecuencia de esto es, tal vez, la más relevante y en torno a la cuál gira todo lo demás: debía instalar un riego automático. Así que partiendo de este punto, hice los planos, bocetos y demás artimañas sobre papel, y me lancé a la aventura.
Lo primero que hice fue preparar un trozo suficiente para comenzar. Tras mucho meditarlo, me decidí por comenzar el cultivo con el conocido sistema de bancales, pero antes de comenzar a hacerlos debía preparar la tierra, ya que estaba llena de hierba. Para ello primero corté la hierba que había en el trozo que iba a utilizar, y después finalicé la faena con la ayuda de la motoazada.
En la foto se puede ver el trozo de terreno que he preparado, y en primer plano hierba como la que había. Con el terreno ya listo, era hora de comenzar a hacer los bancales. Pese a que lo ideal tal vez hubiese sido hacerlos con ladrillas machihembradas, lo fundamental era aprovechar los materiales disponibles, y ya que tenía muchas tablas apropiadas para ésto, me decidí por utilizarlas. En un principio los bancales iban a ser de un metro de ancho con pasillos de 50 centímetros, pero finalmente han sido de 1,10 metros de ancho y pasillos de 60 centímetros, con una longitud aproximada de 4 metros.
En la fotografía puede verse el primer bancal terminado. De momento las tablas no están sujetas con nada en ninguno de los bancales, pero tengo que poner algún tipo de soporte para anclarlas al suelo. Cuando se me ocurra cómo hacerlo de forma eficaz ya pondré la fotografía correspondiente. Después de hacer este bancal, hice el segundo, que está en la fotografía siguiente.
El «bichillo» ese que aparece en la foto es una gallina sedosa del Japón. Para quien nunca haya visto una le parecerá un poco rara… pero el animal es muy dócil y agradecido, así que lo saqué para que me ayudara un poco con las malas hierbas. Después de hacer el segundo bancal, empecé con el tercero.
Y finalmente hice el cuarto, del cual no tengo fotografía de cuando lo terminé, pero que fue exactamente igual que los anteriores. Una vez que ya tenía los bancales, eché tierra fiemo en ellos, ya que esa tierra hacía tiempo que no se cultivaba y no tenía demasiada sustancia para favorecer el crecimiento de las plantas.
Tras tener todo ya listo, el siguiente paso fue instalar el riego automático. Mi tío instaló en todo el huerto dos sistemas de riego: uno mediante tubos de pvc, que coge el agua del aljibe, y otro mediante tuberías flexibles, que puso en las jardineras (se pueden ver en algunas fotos) y que coge el agua del pozo mediante una bomba. Dado que coger el agua del primero de los sistemas era un poco lioso, pues necesitaba hacer obra (los tubos van enterrados bajo una solera de cemento) y no tenía garantías de que el programador necesario funcionara con la presión existente, opté por acoplar mi riego al que funciona mediante la bomba y el pozo. Para ello, de una de las gomas que riega una de las jardineras, he cogido una derivación en la que he puesto dos llaves: una para la jardinera y otra para mi huerto. De este modo, si me interesa, puedo regar independientemente uno del otro.
En la fotografía se puede ver la derivación, con la llave azul que corta el paso de agua a las jardineras, y la roja, que regula el paso hacia el huerto. La tubería de donde cojo el agua es de 25 mm. de diámetro, y la que uso para el riego es de 16mm, por tanto he tenido que colocar delante de la llave roja, a la salida de la T, un reductor de 3/4″ a 16 mm. El tubo que sale de aquí es, por llamarlo de alguna manera, el principal, del cual parten las derivaciones a cada uno de los bancales, para lo cual he utilizado otras T’s de 16 mm, como se puede ver en la siguiente foto.
De cada una de estas derivaciones sale un pequeño trozo de tubo que lleva conectada otra llave para controlar el riego de cada bancal por separado, permitiendo o cerrando el paso de agua total o parcialmente. Se puede ver en la imagen siguiente.
Para regar el bancal, he colocado dos tubos longitudinalmente, uno de las cuales va unida a la llave, y el otro finaliza con el extremo taponado. Ambos tubos van unidos por otro, al cual se conectan mediante codos, como se ve en la siguiente fotografía.
Luego, en cada uno de los bancales, he colocado los «goteros» a 50 cm. uno de otro. Cuando los compré estuve mirando los distintos tipos que había en la tienda, y al final me decanté por unos que echan 75 litros a la hora, y tienen un campo de acción de 2 metros y 180º, con lo que consigo un riego perfecto en cada uno de los bancales.
Ya para terminar sólo falta un detalle, aunque es el más importante: el programador. Compré un programador eléctrico, que va puesto en un enchufe y al que conecto la bomba para que se ponga en marcha. Además este programador tiene una memoria de 90 días, por lo que si se va la luz, cuando vuelve, sigue funcionando igual, sin que se produzcan desajustes en los horarios. El aparato en cuestión soporta hasta98 programas semanales, y yo lo he configurado para que se conecta los martes, jueves y sábados durante 3 minutos al anochecer.
En la foto superior se puede ver el programador ya conectado y configurado, y en la siguiente fotografía la bomba que extrae el agua del pozo.
Y con todo ya puesto, sólo faltaba plantar las cosas. De momento he puesto cebollas de Fuentes…
…y tomates, pimientos normales, pimientos de cristal y berenjenas.
Y de momento esto es todo. Aún me quedan por sembrar algunas cosas, pero esto para la próxima semana. Un saludo.
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