El asombroso caso de las aseguradoras de automóviles
Asombroso porque no se puede tener más jeta que estos señores. Resulta que un servidor está tan feliz, porque consiguió asegurar su coche el año pasado por algo más de 600 euros con una franquicia de 300, paga religiosamente este año el nuevo recibo, unos 30 euros más caro, achacando este incremento a las sucesivas subidas de impuestos que hemos sufrido. Pero casualidades de la vida, a los pocos días mi padre se pasó a ver a la corredora para contratar otro seguro con ella y le comentó el tema, a lo cuál ella le dijo con toda naturalidad que devolviese el recibo, que eso no podía ser y que ya me lo volvería a pasar.Dicho y hecho.
Hoy, una semana después, ha llamado la chica para decir que ya me había pasado el nuevo recibo, ¿y sabéis qué? No tengo que pagar 30 euros más, no, ¡me lo ha conseguido rebajar 62 euros!
Y es lamentable que haya que ir así por la vida, bien es cierto que lo dice el refrán, «el que no llora no mama». Claro que ahora que lo pienso, esto funciona sobretodo con los dos mayores grupos de estafadores legales que existen: los bancos y los seguros. En fin, lo dicho, lamentable.
Pero no contentos con esta cantinela de dame pan y dime tonto, pero si cuela cuela, como he dicho, mi padre contrató un nuevo seguro para un vehículo porque se ha cambiado de coche, y resulta que el seguro del coche viejo no caducaba hasta diciembre, pero claro, él ya lo pagó en su día y ha consumido la mitad del período. ¿Y qué pasa con el resto? Pues pa la saca, no hay forma de recuperar ese dinero. En mi pueblo a los que cobran por un servicio que no dan, como es el caso, ya que no pueden asegurarle un coche que no tiene, les llamamos estafadores. Pero nada oye, que lo pueden hacer y encima están en su derecho.
Yo de mayor me monto una aseguradora.
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