Parece que el mundo está algo revuelto: vuelve a gobernar Rajoy, Trump gana las elecciones… Situaciones que de entrada parecen poco deseables, y sin embargo, son la realidad. ¿Por qué?
Pues como la gran mayoría, no lo sé. Así que voy a lanzar mis reflexiones, porque ante una respuesta desconocida, hay que sentarse y pensar, y lanzar ideas al aire. Sólo así, dialogando, podremos ver la luz en esta oscuridad que parece que se cierne sobre nuestras cabezas. Read more →
Voy en un ten cruzando la meseta en pleno temporal por una vía por la que nunca antes había viajado. Desde Zaragoza, como fiel guardián, el Ebro me acompaña encauzando sus desbocadas aguas, que inundando campos, viñas y caminos, permanecen respetuosas a unos pocos metros de la vía.
El río sabe marcar lo que es suyo, y respetar lo que no lo es, y es algo que periódicamente nos deja claro con sus toques de atención.
Los árboles que en verano dan sombra con su frondoso follaje a las secas riveras estivales, acarician ahora con sus ramas desnudas, atreviéndose a sumergir a veces sus troncos, en las frías y revueltas aguas, que el temporal borrascoso precipita sobre la tierra y el Padre Ebro recoge sosegadamente en su seno para llevarlas al mar. Read more →
No cabe duda de que el progreso nos ha traído muchas cosas buenas a nuestras vidas, comodidades que parecían un sueño ahora son una realidad que incluso forma parte de la rutina, y sin las que ya no sabríamos vivir. Por desgracia, no todo son bondades cuando hablamos de progresar: todo avance conlleva algo negativo. Este progreso y estas comodidades nos han conducido, poco a poco, a una indiferencia hacia los demás que por desgracia, hace unos pocos años, también parecía irreal.
Poco a poco hemos ido descuidando la educación, base social y pilar fundamental de nuestra especie, parapetado tras decenas de chismes diabólicos y palabras pomposas, y esto poco a poco está dejando ver la cara más terrible de la especie humana, tan terrible que cualquier persona que aún tuviera algo de razón o cordura saldría despavorida al verla. Read more →
Pues sí, tal cual, esta es la nueva forma de ingerir alcohol que se está implantando entre los jóvenes, siendo los norteamericanos los pioneros, aunque ya se han visto casos en España.
El echarse alcohol en los ojos provoca dos efectos muy importantes, entre otros: por un lado, se facilita la incorporación de la sustancia al torrente sanguíneo, lo que conlleva que los efectos del alcohol se noten en apenas cinco minutos; por otra parte, provoca un intenso escozor de ojos que dura un par de minutos, y que lo causa, entre otros, el daño irreparable que sufre la córnea.
Ciertamente ya no sé si esta situación es alarmante o se trata ya de una hecatombe, porque a la vista del proceso, sus efectos y su método sólo veo una forma de drogarse que no dista mucho de las de los heroinómanos, por poner un ejemplo.
Sin duda hay que actuar urgentemente antes de que esto vaya a más, porque los efectos pueden ser terribles, y porque estamos a tiempo de pararlo. Me niego a pensar que el ser humano pueda alcanzar ese grado de estupidez si no es por el desconocimiento y la desesperación, situaciones que unidas no tan nada bueno.
¿Habéis visto u oído algo sobre el tema? ¿Qué os parece?
Pues sí, estoy harto ya de tanta demagogia barata, de tanto charlatán y tanto vocero, ¿es que nadie tiene lo que hay que tener para afrontar el problema de esta sociedad en condiciones? Que yo sepa siempre ha habido una evolución generacional en la sociedad, siempre… hasta ahora. Somos una generación que contamos con unos medios y habilidades que están a años luz de los que tenían las anteriores; en general, nuestra preparación es muy superior también a la de nuestros padres y abuelos (entre otras cosas, lógicamente, porque muchos de ellos tuvieron que ponerse a trabajar sin tener la oportunidad de estudiar); hemos crecido en un estado democrático con una enseñanza libre, y así podría seguir unas cuántas líneas más.
¿Qué está pasando? Pues fácil: la sociedad está enquistada. Hay una plaga de dirigentes, a todos los niveles, que deberían estar más cerca de poner un pie en Benidorm que en un despacho, pero no se van, nadie los echa, y a nosotros nos arrinconan y encima nos achacan todos los males. No podemos llegar a nada en los partidos políticos porque la plaga que hay de Diplodocus no nos deja. No podemos llegar a nada en las administraciones por lo mismo. No podemos expresar nuestra opinión en la calle (como hicieron los que ahora están el poder, o han estado, allá por los 70) porque entonces somos unos gamberros sin educación que atentamos contra la democracia. Al final, nos frustramos, pero a diferencia de nuestros padres que en esos casos se bajan al bar a tomar una cerveza y ver el partido, tampoco podemos, porque o no tenemos trabajo o tenemos que ahorrar para pagar nuestra hipoteca de 35 ó 40 años, además de nuestro plan de pensiones, porque no vamos a cobrar pensión jamás (y eso suponiendo que alguna vez nos jubilemos). Y encima, vamos a tomarnos la cerveza comprada en un chino a un parque, y somos unos vándalos que hacemos botellón. Se nos ha anulado desde todos los frentes, la juventud pintamos más bien poco, y lo único que podemos hacer es callar e intentar pasar de largo por esta época que nos ha tocado vivir.
Sin trabajo, sin casa, sin educación. Esa es nuestra realidad. Y encima nos han endeudado haciendo inversiones que hay que mantener y que no nos sirven para nada (aeropuertos, AVE por todas partes… ).
¿Y cómo lo solucionamos? Pues cambiando, pero de arriba a abajo. Yo no sé si hace falta una dictadura, una dictablanda, una república o 17 vaticanos, pero está claro que esto ya no funciona, se ha sostenido muchos años cogido con pinzas, pero el gigante de pies de barro de nuevo se vuelve a caer, y encima la culpa ¿sabéis de quién es? Pues claro, nuestra, y para demostrarlo nos intentan enfrentar: catalanes, vascos, madrileños, andaluces… Que no hombre que no, que el problema son los de arriba. Se critica mucho la postura de Cataluña, pero yo creo que quizá fuese una solución a todo esto: cada comunidad por su lado, que se reorganice, y luego si eso ya veremos si volvemos a hacer algo en común. Total, España tiene poco más de 300 años.
Tan sólo han pasado unos días desde las elecciones y ya se dejan ver las primeras consecuencias en el partido que ha sufrido el mayor golpe con los resultados: el PSOE. Ya comentaba nada más celebrarse las elecciones que pocas cosas habían cambiado, por no decir ninguna, y no me equivoqué: los militantes del partido derrotado han demostrado que estaba en lo cierto pidiendo a voces un cambio en el propio partido.
Llevamos algo más de 30 años de democracia en España, y desde luego muchas cosas han cambiado en el país, pero hay una que sigue prácticamente igual: los gobernantes son los mismos. Ojo, que no digo que sean malos dirigentes, pero sí hay que reconocer que los tiempos cambian, para todos. No es normal que sigan gobernando los mismos, ni tampoco que el panorama político apenas haya sufrido cambios, sobretodo en lo que a sus formas se refiere. ¿Por qué tanta negativa a que entre gente nueva? Si hay algo que necesitemos ahora más que nunca son ideas frescas. Pero lo más preocupante es que ni siquiera el sector progresista de la política, la izquierda, parece dispuesta a hacer este cambio.
En los años 70, cualquiera que mire imágenes recuperadas de televisión, periódicos, etc. verá que los principales líderes políticos eran jóvenes de alrededor de los 30 años, en cambio, hoy en día, los más jóvenes rondan los 40, y diría que ninguno tiene gran responsabilidad a nivel nacional (sí, hay excepciones, los hay muy jóvenes, pero ni se les ve).
Nos encontramos así ante un país que pide un cambio, con una oportunidad única para quien sepa aprovecharla, pero este entusiasmo choca con la rigidez de los que ya están arriba. Y para ver esta situación no tenemos más que analizar la situación actual del PSOE: sus militantes piden unas primarias abiertas, y sus dirigentes siguen con el sistema de siempre. Es una lástima volver a cerrar las puertas a ideas nuevas, a corrientes nuevas, a un cambio necesario. Y no sería un simple formalismo ni un simple trámite, no: sería la posibilidad de demostrar que al menos hay un partido capaz de realizar el cambio que todo el mundo pide, de demostrar que hay otras alternativas y que hay personas dispuestas a luchar por conseguirlas.
Ojalá seamos capaces de demostrar esto y no dejar pasar este tren.
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