La inexistente higiene de las cestas de supermercado
Seguro que esta situación te resulta familiar: entras al supermercado de tu barrio, coges una cesta de la entrada, de las cajas o de donde haya, y empiezas a hacer la compra felizmente, depositando en esa cesta todos los productos que están en tu lista, entre los que con toda seguridad hay comida.
Esos productos, que echas a esa cesta confiando en que el resto de la gente hace lo mismo, y que por tanto poca cosa mala puede pasar. Productos envasados cuyos envases están en contacto con la cesta, y que por tanto entran en contacto con toda la porquería que esa cesta tiene dentro.
¿Y cuáles son las condiciones de higiene de esas cestas? ¿Se limpian alguna vez? ¿O simplemente las renuevan de ciento a viento y con eso ya se justifican? Y aún si se limpian, ¿qué más da? No sé si te has fijado alguna vez, o más bien si has caído en la cuenta, pero esas cestas que se van arrastrando por todo el supermercado, luego se apilan unas sobre otras, por lo que la superficie que ha estado recogiendo bichillos de todo el suelo entra en contacto con el interior de la cesta sobre la que se introduce al apilarlas. Y por si no fuera poco, seguro que más de una vez has visto a algún padre arrastrando una cesta con un niño dentro, convenientemente calzado con zapatillas que a saber por dónde han pasado.
Y todos los productos van ahí dentro: yogures, queso, embutido, pan, bollos, agua… Y por mucho que lleven envases, esos envases luego van a estar en tu nevera, la encimera de tu cocina, o el mantel de tu mesa…
Con todas las medidas sanitarias que se están exigiendo a los pequeños comercios, carnicerías, fruterías o bares de barrio, resulta cuando menos chocante que sanidad no se haya fijado en algo tan simple como esto.
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