Anécdotas: los tomates de Helios
Siempre he defendido eso de que «la naturaleza es sabia». Resulta que la última riada del río Ebro que arrasó la huerta, hace ya igual un par de años (sí, creo que fue para la Expo), se llevó por delante varias plantaciones de tomates que en esas fechas ya tenían fruto. Los frutos, a merced de la corriente, fueron depositándose por las orillas aguas a bajo, y algunos de ellos cayeron en sitios singulares, como la playa de grava que hay frente al CD Helios, junto al puente de Santiago.
Estos tomates, con el calor del valle y la humedad del río, no tardaron en germinar, y hoy por hoy se puede contemplar la plantación improvisada de tomateras que hay en Helios (y en muchos otros puntos de la orilla, claro). ¿Acabará siendo el tomate una especie invasora?
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