Un año más, estamos en las fiestas de nuestra ciudad, en su día grande. Ya hace horas que centenares de personas desfilan a los pies de la Virgen para ofrecerle sus flores, y en apenas dos horitas el grupo de Las Pedrosas, con algunos de sus danzantes, haremos lo mismo.

Y un año más que a esta ciudad y a esta comunidad histórica se nos ningunea por parte de los centralizadores acobardados de Madrid. Noticias a lo sumo de pasada, cuando las dan, en los telediarios de las cadenas públicas.  Como siempre, aquí no se reciben más que desprecios por parte de estos señores. Nos los tenemos merecidos, en parte, por nuestra pasividad a la hora de plantar cara y decir aquí estamos. Si algo valoro del señor Mas es, perdón por la expresión, los huevos que le ha echado a eso. Pero es que los aragoneses somos nobles, somos buenos, y de bueno a tonto hay un escalón.

Hoy he empezado la mañana leyendo la historia del reino de Saraqusta, allá por el siglo X, recomendable para todos los que la desconozcan. Una ciudad que era cuna filosófica y cultural. Una ciudad fuerte, infranqueable, comerciante, culta, y grande, sí, porque se estima que llegó a contar con casi 25000 habitantes. ¿Y en qué nos han convertido? En el hazmereir de este país.

Pero es que para plantar cara a esto primero necesitamos la unión de los de Huesca, Teruel y Zaragoza. El resto vendrá solo. No es aceptable que entre pueblos históricamente tan unidos hayan surgido tantas envidias y sinrazones incomprensibles.

Así que a disfrutar de nuestro día, y al resto si ni si quiera se quieren hacer eco de nuestra fiesta, sinceramente, que les den. Seguiremos siendo mejores.