11 de enero de 2012
El pasado 29 de diciembre El Periódico de Aragón publicaba una noticia haciéndose eco sobre la discriminación por sexo en el precio de las entradas a las discotecas. Como sabéis, este asunto lo he tratado innumerables veces en este blog, así que me alegro de que la prensa se haga eco de esto, y más aún de que realmente se estén tomando medidas al respecto.
Pero tengo bien clara también una cosa: no se puede tergiversar aquello por lo que luchamos para hacerlo propio. Y esto va por los señores de El Periódico de Aragón y por las instituciones que a continuación citaré.
Para El Periódico, me parece bochornoso el subidón de ego que se han dado con esto:
La publicación en EL PERIÓDICO de la distinción que aplicaban las oficinas del RACC en Zaragoza –y el consiguiente revuelo que originaron las denuncias presentadas– derivó en una oleada de protestas ciudadanas (muchas de ellas en la red) respecto a la discriminación que los fines de semana sufren los chicos en algunas discotecas de la ciudad.
Por favor, ya que dicen que han revisado la red, digan la verdad, pues este asunto, y en concreto en Zaragoza, viene ya de lejos.
Respecto a las siguientes dos instituciones, fundamento mis críticas en lo publicado en la noticia. A la primera de ellas, la Dirección General de Consumo de la DGA, simplemente decirles que no tienen vergüenza. Fueron debidamente notificados por un servidor en su día y se lavaron las manos tan ricamente. Su función es la defensa del consumidor, y deberían ejercitarla con una defensa activa (estudios, observaciones, inspecciones, etc.) y no pasiva (estar sentados esperando a que alguien denuncie), sobretodo en un caso tan grave y evidente como el que nos ocupa.
Pero si es gracioso esto, peor aún es lo que pone de El Justicia de Aragón: parece ser que no tienen quejas sobre el tema. Pues bien, o no saben leer, o son igual de competentes buscando en su archivo como contestando a temas serios como este, porque ya les envié la queja, les dije que me ayudaran porque todas las instituciones se pasaban la pelota de unas a otras, y cómo no, se lavó las manos. La verdad, yo pensaba que el Justicia era una institución que aún podía servir para algo, pero ahora veo que es tan sólo otro elemento burocrático para gastar tiempo y recursos de los ciudadanos, así de triste.
Y una vez dichas estas puntualizaciones, que creo que había que hacerlas, vuelvo a insistir en que me alegro de que la cosa siga adelante.
Un saludo.
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